Respuesta:Díaz le encargó la redacción del Plan de Tuxtepec a intelectuales liberales como Vicente Riva Palacio e Ireneo Paz. Sin embargo, el trabajo ideológico de ese grupo no era en realidad demasiado importante, porque el Plan de Tuxtepec se limitó a reafirmar la sacralidad de la Constitución del 57 y las Leyes de Reforma, y, sobre todo, insistía en reinstaurar la no-reelección. Los ideólogos de Tuxtepec imaginaban su movimiento como un impulso regenerador. Una reinstauración del liberalismo. O sea que no proponían nada nuevo.
Mucho más originales y, más importantes, fueron los ideólogos de la segunda generación de intelectuales porfiristas, los llamados “científicos”, que armaron una plataforma de la cuarta reelección de Díaz (1892) inspirada en el positivismo. Seguramente el ideólogo más importante de ese grupo haya sido Justo Sierra quien, como ha mostrado Carmen Sáez Pueyó, elaboró una ideología para un posible partido liberal único, que Díaz nunca acabó de adoptar, pero que puede entenderse como verdadera precursora intelectual del PRI.
Justo Sierra y los demás científicos hicieron explícito por qué apoyaban una dictadura —contra sus principios liberales, pero consonante con sus ideales liberales. La decisión —y la explicaron bastante— venía porque para ellos la democracia tiene precondiciones económicas y políticas, no se puede inventar simplemente con un manojo de leyes y constituciones. Para los científicos no puede haber libertad ni democracia sin paz ni un mínimo de progreso material. Tampoco se podían conseguir los ideales liberales sin buenas comunicaciones, ni sin un Estado central mínimamente funcional. Sin aquello, el liberalismo de la generación de Juárez degeneraba fatalmente en demagogia, y para los científicos la demagogia había sido el mal del siglo.
Por eso Díaz era “el hombre necesario”: para los científicos la dictadura no era un ideal, sino una necesidad. Y Díaz, con su supuesta nobleza y sus credenciales impecables de patriota, era la personalidad perfecta para el caso. Para los científicos Díaz sería una figura de transición. Su patriotismo, su valor y sus caulidades de caballero lo hacían digno de ser el dictador que México necesitaba, y único garante de un regreso eventual de la nación al liberalismo ya cabal, ya real, que llegaría cuando la paz fuese un hecho consolidado, y se hubiera conseguido el nivel de progreso mínimo requerido por las democracias realmente existentes.
Ésta fue la ideología central del porfiriato. Porfirio Díaz la adoptó y la hizo suya, aunque no hizo caso de mucho de lo que le pedían sus ideólogos: no formó el partido liberal que Sierra quería, ni se preocupó por dejar el poder cuanto antes.
Mucho menos hizo caso de Bulnes, que en su discurso en pro de la reelección de Díaz, pronunciado en 1903, habló de la importancia de formar también un partido conservador. A diferencia de Sierra, Bulnes no imaginaba posible un sistema unipartidista. Pensaba que se necesitaba establecer la competencia política, cosa que implicaba legalizar al partido conservador, que había quedado liquidado y proscrito detrás de su papel ignominioso con los franceses.
Pero en todo lo que tuviera que ver con la institucionalización del poder, Díaz le hizo poco caso a Sierra y a Bulnes. No quiso hacerse de lado. Estaba dispuesto a ser una figura de transición, sí, pero no a dejar el poder ni tampoco a cedérselo a un partido político.
El positivismo de Sierra fue la ideología de paz y progreso del porfiriato, pero Díaz estuvo más interesado en eternizarse que en trabajar por la transición de una dictadura a una democracia.
||••En cuanto a las ideologías principales, se señalaron liberalismo, conservadurismo, retrógrada, comunera tradicional, anarquismo, socialismo y comunismo. ... Tras el triunfo liberal, sucedido el 11 de enero de 1861, Díaz fue diputado federal por Oaxaca en el Congreso de la Unión.••||
Respuesta:Díaz le encargó la redacción del Plan de Tuxtepec a intelectuales liberales como Vicente Riva Palacio e Ireneo Paz. Sin embargo, el trabajo ideológico de ese grupo no era en realidad demasiado importante, porque el Plan de Tuxtepec se limitó a reafirmar la sacralidad de la Constitución del 57 y las Leyes de Reforma, y, sobre todo, insistía en reinstaurar la no-reelección. Los ideólogos de Tuxtepec imaginaban su movimiento como un impulso regenerador. Una reinstauración del liberalismo. O sea que no proponían nada nuevo.
Mucho más originales y, más importantes, fueron los ideólogos de la segunda generación de intelectuales porfiristas, los llamados “científicos”, que armaron una plataforma de la cuarta reelección de Díaz (1892) inspirada en el positivismo. Seguramente el ideólogo más importante de ese grupo haya sido Justo Sierra quien, como ha mostrado Carmen Sáez Pueyó, elaboró una ideología para un posible partido liberal único, que Díaz nunca acabó de adoptar, pero que puede entenderse como verdadera precursora intelectual del PRI.
Justo Sierra y los demás científicos hicieron explícito por qué apoyaban una dictadura —contra sus principios liberales, pero consonante con sus ideales liberales. La decisión —y la explicaron bastante— venía porque para ellos la democracia tiene precondiciones económicas y políticas, no se puede inventar simplemente con un manojo de leyes y constituciones. Para los científicos no puede haber libertad ni democracia sin paz ni un mínimo de progreso material. Tampoco se podían conseguir los ideales liberales sin buenas comunicaciones, ni sin un Estado central mínimamente funcional. Sin aquello, el liberalismo de la generación de Juárez degeneraba fatalmente en demagogia, y para los científicos la demagogia había sido el mal del siglo.
Por eso Díaz era “el hombre necesario”: para los científicos la dictadura no era un ideal, sino una necesidad. Y Díaz, con su supuesta nobleza y sus credenciales impecables de patriota, era la personalidad perfecta para el caso. Para los científicos Díaz sería una figura de transición. Su patriotismo, su valor y sus caulidades de caballero lo hacían digno de ser el dictador que México necesitaba, y único garante de un regreso eventual de la nación al liberalismo ya cabal, ya real, que llegaría cuando la paz fuese un hecho consolidado, y se hubiera conseguido el nivel de progreso mínimo requerido por las democracias realmente existentes.
Ésta fue la ideología central del porfiriato. Porfirio Díaz la adoptó y la hizo suya, aunque no hizo caso de mucho de lo que le pedían sus ideólogos: no formó el partido liberal que Sierra quería, ni se preocupó por dejar el poder cuanto antes.
Mucho menos hizo caso de Bulnes, que en su discurso en pro de la reelección de Díaz, pronunciado en 1903, habló de la importancia de formar también un partido conservador. A diferencia de Sierra, Bulnes no imaginaba posible un sistema unipartidista. Pensaba que se necesitaba establecer la competencia política, cosa que implicaba legalizar al partido conservador, que había quedado liquidado y proscrito detrás de su papel ignominioso con los franceses.
Pero en todo lo que tuviera que ver con la institucionalización del poder, Díaz le hizo poco caso a Sierra y a Bulnes. No quiso hacerse de lado. Estaba dispuesto a ser una figura de transición, sí, pero no a dejar el poder ni tampoco a cedérselo a un partido político.
El positivismo de Sierra fue la ideología de paz y progreso del porfiriato, pero Díaz estuvo más interesado en eternizarse que en trabajar por la transición de una dictadura a una democracia.
Explicación:coronita pliss ❤
Respuesta:
Hola =)
cuáles eran las ideales de Porfirio Díaz?
||••En cuanto a las ideologías principales, se señalaron liberalismo, conservadurismo, retrógrada, comunera tradicional, anarquismo, socialismo y comunismo. ... Tras el triunfo liberal, sucedido el 11 de enero de 1861, Díaz fue diputado federal por Oaxaca en el Congreso de la Unión.••||
Explicación:
Salu2
✨•Me regalas una corona?•✨