En la debilidad de las tentaciones, que todos tenemos antes o después — basta con pensar en la tragedia de la corrupción que comienza siempre con las pequeñas concesiones — no se debe cometer la ingenuidad de embrollarse en el diálogo: es necesario, sin embargo, tener la valentía de la oración y pedir perdón para levantarse de nuevo e ir adelante, con la certeza de que la gracia nos ayuda a no escondernos del Señor. Es una “manual” esencial práctico contra las tentaciones el sugerido por el Papa Francisco en la misa celebrada el viernes 10 de febrero, en la capilla de la Casa Santa Marta.
«Tanto al inicio de la creación, como al inicio de la re-creación, como primer evento está la tentación», recordó en seguida el Papa, haciendo referencia a la primera lectura, del libro del Génesis (3, 1-8): «Adán y Eva estaban en el paraíso terrestre con todos los dones que Dios había dado, con la tarea de hacer, de cuidar, de llevar adelante la creación, y con el amor. Con estas tres cosas estaban allí para hacer su vida y precisamente al inicio llega la tentación». Del mismo modo, «la tentación viene», siempre «al principio», cuando «Jesús deja Nazaret, se hace bautizar, va al desierto a rezar para comenzar la tarea que Dios le había dado». Por eso, destacó Francisco, «tanto en la creación como en la re-creación está la tentación».
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En la debilidad de las tentaciones, que todos tenemos antes o después — basta con pensar en la tragedia de la corrupción que comienza siempre con las pequeñas concesiones — no se debe cometer la ingenuidad de embrollarse en el diálogo: es necesario, sin embargo, tener la valentía de la oración y pedir perdón para levantarse de nuevo e ir adelante, con la certeza de que la gracia nos ayuda a no escondernos del Señor. Es una “manual” esencial práctico contra las tentaciones el sugerido por el Papa Francisco en la misa celebrada el viernes 10 de febrero, en la capilla de la Casa Santa Marta.
«Tanto al inicio de la creación, como al inicio de la re-creación, como primer evento está la tentación», recordó en seguida el Papa, haciendo referencia a la primera lectura, del libro del Génesis (3, 1-8): «Adán y Eva estaban en el paraíso terrestre con todos los dones que Dios había dado, con la tarea de hacer, de cuidar, de llevar adelante la creación, y con el amor. Con estas tres cosas estaban allí para hacer su vida y precisamente al inicio llega la tentación». Del mismo modo, «la tentación viene», siempre «al principio», cuando «Jesús deja Nazaret, se hace bautizar, va al desierto a rezar para comenzar la tarea que Dios le había dado». Por eso, destacó Francisco, «tanto en la creación como en la re-creación está la tentación».