Cuando hace 500 años Cristóbal Colón pisó como primer europeo la tierra del Nuevo Mundo, se sacudía el edificio intelectual de la Alta Escolástica en el Viejo Mundo a raíz de los novadores del nominalismo y conceptualismo. Pero la vanguardia intelectual de la conquista española que devastó el continente con la espada y la cruz siguiendo a Colón, todavía estaba pensando completamente en categorías tomistas, y había afilado sus armas en la contrarreforma para poder atacar cualquier sospecha de herejía. La filosofía vigente en los tiempos de la Conquista era una renovación de la Escolástica representada por Francisco Suárez, Luis Vives y Fray Alonso de la Veracruz, es decir: una filosofía reformista.
Los "modernistas" Cópernico y Descartes iban a llegar recién mucho más tarde al Nuevo Continente. Durante siglos la filosofía "oficial" de Latino-américa ha sido un tomismo adaptado por los españoles.
En sí la terra incognita no era un vacío como muchos cronistas quisieron hacer creer. Pero no encontraron un sistema comparable con la Escolástica, tampoco tomos gruesos y Summae cubiertos de polvo que hubieran podido incorporar en su propio Mundus intellectualis. Y por eso no podía haber ningún tipo de filosofía en el Nuevo Continente.
Esta reminiscencia histórica resalta toda la problemática, cuando hablamos de "Filosofía Andina" y cuando queremos explicarla.
No solamente pensadores europeos, sino también latinoamericanos presuponen - consciente o inconscientemente - una concepción de
"filosofía" que ha nacido en la Grecia Antigua y que ha conquistado y sometido el mundo entero a través de la expansión europea.1
Este trabajo pretende demostrar que el Nuevo Continente no era una tierra de nadie en cuanto a filosofía; tampoco lo es hoy en día, aunque la sabiduría occidental ha logrado realizar un trabajo radical de en-cubrimiento. Existe una Filosofía Andina propia.
Cuando hace 500 años Cristóbal Colón pisó como primer europeo la tierra del Nuevo Mundo, se sacudía el edificio intelectual de la Alta Escolástica en el Viejo Mundo a raíz de los novadores del nominalismo y conceptualismo. Pero la vanguardia intelectual de la conquista española que devastó el continente con la espada y la cruz siguiendo a Colón, todavía estaba pensando completamente en categorías tomistas, y había afilado sus armas en la contrarreforma para poder atacar cualquier sospecha de herejía. La filosofía vigente en los tiempos de la Conquista era una renovación de la Escolástica representada por Francisco Suárez, Luis Vives y Fray Alonso de la Veracruz, es decir: una filosofía reformista.
Los "modernistas" Cópernico y Descartes iban a llegar recién mucho más tarde al Nuevo Continente. Durante siglos la filosofía "oficial" de Latino-américa ha sido un tomismo adaptado por los españoles.
En sí la terra incognita no era un vacío como muchos cronistas quisieron hacer creer. Pero no encontraron un sistema comparable con la Escolástica, tampoco tomos gruesos y Summae cubiertos de polvo que hubieran podido incorporar en su propio Mundus intellectualis. Y por eso no podía haber ningún tipo de filosofía en el Nuevo Continente.
Esta reminiscencia histórica resalta toda la problemática, cuando hablamos de "Filosofía Andina" y cuando queremos explicarla.
No solamente pensadores europeos, sino también latinoamericanos presuponen - consciente o inconscientemente - una concepción de
"filosofía" que ha nacido en la Grecia Antigua y que ha conquistado y sometido el mundo entero a través de la expansión europea.1
Este trabajo pretende demostrar que el Nuevo Continente no era una tierra de nadie en cuanto a filosofía; tampoco lo es hoy en día, aunque la sabiduría occidental ha logrado realizar un trabajo radical de en-cubrimiento. Existe una Filosofía Andina propia.