Como es conocido, la moral se estructura en tres elementos, la actividad moral, las relaciones morales y la conciencia moral, donde la actividad moral expresa su objetivación, las relaciones morales, la unidad entre sus lados objetivo y subjetivo y la conciencia, el propiamente subjetivo. La moral se puede definir en dos direcciones, primero como el sistema social de exigencias y prescripciones normativas y segundo como la forma personal, individual de percepción de estas prescripciones, así como su concreción en la realización práctica. Estas dos direcciones se reflejan en los conceptos de conciencia moral social y conciencia moral individual.
El análisis estructural funcional permite comprender y distinguir los elementos que conforman la estructura de la conciencia moral, el carácter de su interacción y las tendencias de su desarrollo, porque descubre las etapas y las modificaciones concretas del tipo dado de conocimiento, permite explicar los métodos de su funcionamiento en el contexto histórico de las relaciones sociales en general, prever y pronosticar su desarrollo.
La distinción entre conciencia moral social y conciencia moral individual como componentes de la conciencia moral tiene un importante sentido metodológico, pues precisamente en su interacción se realiza la regulación moral.
La caracterización de la conciencia moral social es el fundamento para la definición de las necesidades e intereses sociales, concientizados por las personas que encuentran en ella su expresión normativa.
La moral social actúa como sistema objetivo en relación con la conducta individual, por tanto se define la conciencia moral social como un sistema determinado de prescripciones normativas, en las que de forma específica se expresan las necesidades e intereses...
La conciencia moral social se identifica por su estabilidad, mientras que la conciencia moral individual es dinámica, variada y se comprende como las exigencias generales dirigidas a todos los ciudadanos(as) de una sociedad dada, percibidas y realizadas en una variante irrepetible que en la práctica moral
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Como es conocido, la moral se estructura en tres elementos, la actividad moral, las relaciones morales y la conciencia moral, donde la actividad moral expresa su objetivación, las relaciones morales, la unidad entre sus lados objetivo y subjetivo y la conciencia, el propiamente subjetivo. La moral se puede definir en dos direcciones, primero como el sistema social de exigencias y prescripciones normativas y segundo como la forma personal, individual de percepción de estas prescripciones, así como su concreción en la realización práctica. Estas dos direcciones se reflejan en los conceptos de conciencia moral social y conciencia moral individual.El análisis estructural funcional permite comprender y distinguir los elementos que conforman la estructura de la conciencia moral, el carácter de su interacción y las tendencias de su desarrollo, porque descubre las etapas y las modificaciones concretas del tipo dado de conocimiento, permite explicar los métodos de su funcionamiento en el contexto histórico de las relaciones sociales en general, prever y pronosticar su desarrollo.
La distinción entre conciencia moral social y conciencia moral individual como componentes de la conciencia moral tiene un importante sentido metodológico, pues precisamente en su interacción se realiza la regulación moral.
La caracterización de la conciencia moral social es el fundamento para la definición de las necesidades e intereses sociales, concientizados por las personas que encuentran en ella su expresión normativa.
La moral social actúa como sistema objetivo en relación con la conducta individual, por tanto se define la conciencia moral social como un sistema determinado de prescripciones normativas, en las que de forma específica se expresan las necesidades e intereses...
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La conciencia moral social se identifica por su estabilidad, mientras que la conciencia moral individual es dinámica, variada y se comprende como las exigencias generales dirigidas a todos los ciudadanos(as) de una sociedad dada, percibidas y realizadas en una variante irrepetible que en la práctica moral