El encuentro cristianismo y pensamiento filosófico (fe y razón) se produce en el siglo II d.c, en el período del Imperio Romano. En un principio se hubo un claro enfrentamiento entre ambos debido a la disparidad de ideas y elementos que aporta cada uno, pero luego ese enfrentamiento se hirá disipando dando lugar a una estrecha y fructífera colaboración.
Los cristianos cultos empiezan a utilizar la filosofía griega por diversos motivos: a) presentar la doctrina cristiana en términos claros y rigurosos para impedir que surjan interpretaciones desviadas, b) defender dicha doctrina ante los poderes civiles (apología) y c) combatir a los filósofos que la atacan. Esta asimilación de esquemas y conceptos de la filosofía griega tendrá como resultado la aparición de un pensamiento cristiano.
1.1 CRISTIANISMO FRENTE A FILOSOFÍA GRIEGA
El cristianismo trajo consigo doctrinas radicalmente nuevas, ajenas a cuanto habían afirmado los filósofos anteriores.
En primer lugar, una nueva concepción de la historia que es vista por los cristianos de una forma lineal y abierta, frente a la concepción circular o cíclica defendida por los griegos. La historia humana es también el escenario de Dios; Dios interviene en ella (providencia divina) dándole sentido. Este Dios cristiano presenta rasgos totalmente distintos a los de las divinidades griegas: es uno (monoteísmo), y también es el creador de todo a partir de la nada (creacionismo), además de omnipotente y padre. Pero, lo que es más absurdo de la imagen cristiana de Dios es que éste, en un momento y en un lugar determinados, se hace hombre y muere de la manera más indigna en la cruz.
Por otro lado, la concepción cristiana del hombre y de la moral contiene elementos novedosos. El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, el alma es inmortal y los cuerpos resucitarán (esta última idea es especialmente chocante para los griegos). Por su parte, la moral cristiana no es intelectualista, el mal (el pecado) no es fruto de la ignorancia como pensaban la mayoría de los filósofos griegos sino de la maldad humana y de la libertad individual. El cristianismo, en fin, se presenta como una Verdad absoluta, única y revelada que excluye el diálogo y la discusión filosófica, y por ello, resulta inaceptable para un filósofo griego.
Respuesta:
El encuentro cristianismo y pensamiento filosófico (fe y razón) se produce en el siglo II d.c, en el período del Imperio Romano. En un principio se hubo un claro enfrentamiento entre ambos debido a la disparidad de ideas y elementos que aporta cada uno, pero luego ese enfrentamiento se hirá disipando dando lugar a una estrecha y fructífera colaboración.
Los cristianos cultos empiezan a utilizar la filosofía griega por diversos motivos: a) presentar la doctrina cristiana en términos claros y rigurosos para impedir que surjan interpretaciones desviadas, b) defender dicha doctrina ante los poderes civiles (apología) y c) combatir a los filósofos que la atacan. Esta asimilación de esquemas y conceptos de la filosofía griega tendrá como resultado la aparición de un pensamiento cristiano.
1.1 CRISTIANISMO FRENTE A FILOSOFÍA GRIEGA
El cristianismo trajo consigo doctrinas radicalmente nuevas, ajenas a cuanto habían afirmado los filósofos anteriores.
En primer lugar, una nueva concepción de la historia que es vista por los cristianos de una forma lineal y abierta, frente a la concepción circular o cíclica defendida por los griegos. La historia humana es también el escenario de Dios; Dios interviene en ella (providencia divina) dándole sentido. Este Dios cristiano presenta rasgos totalmente distintos a los de las divinidades griegas: es uno (monoteísmo), y también es el creador de todo a partir de la nada (creacionismo), además de omnipotente y padre. Pero, lo que es más absurdo de la imagen cristiana de Dios es que éste, en un momento y en un lugar determinados, se hace hombre y muere de la manera más indigna en la cruz.
Por otro lado, la concepción cristiana del hombre y de la moral contiene elementos novedosos. El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, el alma es inmortal y los cuerpos resucitarán (esta última idea es especialmente chocante para los griegos). Por su parte, la moral cristiana no es intelectualista, el mal (el pecado) no es fruto de la ignorancia como pensaban la mayoría de los filósofos griegos sino de la maldad humana y de la libertad individual. El cristianismo, en fin, se presenta como una Verdad absoluta, única y revelada que excluye el diálogo y la discusión filosófica, y por ello, resulta inaceptable para un filósofo griego.
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