El efecto de la Primera Guerra Mundial sobre la economía es causa de múltiples polémicas ya que, como todo análisis histórico y económico, está profundamente ligado a la ideología política. En cualquier caso, casi todo el mundo coincide en que ésta ocasionó grandes convulsiones que marcan el final de una época (hegemonía indiscutible de Europa), y el inicio de una transición hacia un nuevo orden mundial que se consolidaría con la Segunda Guerra Mundial. Muchos autores ven en la Gran Depresión una consecuencia directa de la magnitud de los cambios que se produjeron.
La preparación del conflicto bélico y, especialmente su ejecución, supusieron un incremento de los gastos militares. Las estimaciones elevan la cifra de gastos entre 260.000 y 339.000 millones de dólares de la época.1 Para hacer frente a estos gastos extraordinarios, se recortó el capital.
En el Reino Unido, Alemania y Francia la financiación de las acciones bélicas no fue cubierta con los ingresos de carácter ordinario.1 La gran mayoría de los gobiernos se endeudaron fuertemente, hasta extremos insospechados hasta entonces, recurriendo a campañas propagandísticas de carácter patriótico y se generaron fuertes presiones inflacionistas. La estrategia financiera estaba dirigida hacia la victoria militar que iría seguida por indemnizaciones millonarias de los derrotados.
El tejido productivo se orientó a la producción de armamento, de forma que los bienes de consumo empezaron a ser escasos. Todo tuvo un impacto muy negativo sobre los estratos más pobres de la sociedad, causando numerosas revueltas, como la Revolución rusa
El efecto de la Primera Guerra Mundial sobre la economía es causa de múltiples polémicas ya que, como todo análisis histórico y económico, está profundamente ligado a la ideología política. En cualquier caso, casi todo el mundo coincide en que ésta ocasionó grandes convulsiones que marcan el final de una época (hegemonía indiscutible de Europa), y el inicio de una transición hacia un nuevo orden mundial que se consolidaría con la Segunda Guerra Mundial. Muchos autores ven en la Gran Depresión una consecuencia directa de la magnitud de los cambios que se produjeron.
La preparación del conflicto bélico y, especialmente su ejecución, supusieron un incremento de los gastos militares. Las estimaciones elevan la cifra de gastos entre 260.000 y 339.000 millones de dólares de la época.1 Para hacer frente a estos gastos extraordinarios, se recortó el capital.
En el Reino Unido, Alemania y Francia la financiación de las acciones bélicas no fue cubierta con los ingresos de carácter ordinario.1 La gran mayoría de los gobiernos se endeudaron fuertemente, hasta extremos insospechados hasta entonces, recurriendo a campañas propagandísticas de carácter patriótico y se generaron fuertes presiones inflacionistas. La estrategia financiera estaba dirigida hacia la victoria militar que iría seguida por indemnizaciones millonarias de los derrotados.
El tejido productivo se orientó a la producción de armamento, de forma que los bienes de consumo empezaron a ser escasos. Todo tuvo un impacto muy negativo sobre los estratos más pobres de la sociedad, causando numerosas revueltas, como la Revolución rusa