La segunda mitad del siglo XIX presenció un fenómeno, la expansión de Europa en el mundo, que, a pesar de no ser totalmente novedoso, tuvo ciertas características como su dimensión y amplitud, que lo hicieron único y peculiar. Gracias a la revolución industrial y a los avances tecnológicos que ella acarreó (el ferrocarril, el telégrafo, la navegación a vapor y fundamentalmente los progresos en las armas de fuego), los europeos lograron instalarse en regiones remotas y hasta entonces desconocidas, que sometieron a su dominio, explotándolas en su propio beneficio. Esta ampliación de los horizontes europeos fue iniciada por los exploradores y aventureros, a los que siguieron misioneros y comerciantes y luego, definitivamente, los diplomáticos y los soldados.
La política europea siguió con paso firme el lema del ministro inglés Lord Palmerston: "No renunciéis nunca a una cabeza de alfiler que tengáis el derechos de guardar y que creáis poder guardar". Hacia fines de siglo, el dominio colonial europeo comprendía aproximadamente las tres quintas partes de la tierra emergida, con más de la mitad de la población mundial, sin cortar Europa.
La segunda mitad del siglo XIX presenció un fenómeno, la expansión de Europa en el mundo, que, a pesar de no ser totalmente novedoso, tuvo ciertas características como su dimensión y amplitud, que lo hicieron único y peculiar. Gracias a la revolución industrial y a los avances tecnológicos que ella acarreó (el ferrocarril, el telégrafo, la navegación a vapor y fundamentalmente los progresos en las armas de fuego), los europeos lograron instalarse en regiones remotas y hasta entonces desconocidas, que sometieron a su dominio, explotándolas en su propio beneficio. Esta ampliación de los horizontes europeos fue iniciada por los exploradores y aventureros, a los que siguieron misioneros y comerciantes y luego, definitivamente, los diplomáticos y los soldados.
La política europea siguió con paso firme el lema del ministro inglés Lord Palmerston: "No renunciéis nunca a una cabeza de alfiler que tengáis el derechos de guardar y que creáis poder guardar". Hacia fines de siglo, el dominio colonial europeo comprendía aproximadamente las tres quintas partes de la tierra emergida, con más de la mitad de la población mundial, sin cortar Europa.
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Respuesta 2: Los únicos países europeos desarrollados que conformaron imperios, fueron Inglaterra, España y Francia.