Respuesta:
investigaciones avanzaron en la identificación de cada gen, sus funciones asociadas, las formas de
relación con las proteínas y otros mecanismos de la compleja biología de las células. De allí
surgió rápidamente el interés por el uso aplicado de los avances científicos: la manipulación de
los códigos del ADN de cada ser vivo, la posibilidad de copiar individuos (clonar), la
identificación de qué gen corresponde a qué rasgo (estructural y/o funcional), guiaban
investigaciones. Muy pronto -ya a mediados de los sesenta- estos avances científicos
abandonaron el plano teórico y sirvieron de base para el desarrollo de nuevos productos y
procesos6
. Como otras experiencias tecnológicas sustantivas -como el uso de la fusión nuclear
para la generación de energía- el avance de la ciencia comenzó a correr pari passu con (y se
retroalimenta) los desarrollos tecnológicos y éstos con aplicaciones comerciales concretas. En
este caso, ello significó que, los avances iban a demandar una relación muy estrecha entre lo
científico, lo tecnológico y lo comercial. Inevitablemente abrió la necesidad de reformular el
modelo científico (articulado previamente bajo el paradigma de bien público financiado con
recursos estatales) y tecnológico (previamente exclusivo de tecnólogos privados y orientada por
el lucro). Como consecuencia a inicios de la década del ochenta, se lanzaron al mercado los
primeros medicamentos obtenidos a través de recombinantes (la insulina recombinada y la
eritropoyetina fueron los productos más destacados)7
. Bien entrados los noventa, aparecen más
productos en el área farmacéutica a la vez que se inicia la aplicación crecientemente masiva a los
cultivos (modificados genéticamente), a los alimentos y a la provisión de materias primas
industriales (denominado genéricamente biomasa para usos industriales).
Explicación:
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Respuesta:
investigaciones avanzaron en la identificación de cada gen, sus funciones asociadas, las formas de
relación con las proteínas y otros mecanismos de la compleja biología de las células. De allí
surgió rápidamente el interés por el uso aplicado de los avances científicos: la manipulación de
los códigos del ADN de cada ser vivo, la posibilidad de copiar individuos (clonar), la
identificación de qué gen corresponde a qué rasgo (estructural y/o funcional), guiaban
investigaciones. Muy pronto -ya a mediados de los sesenta- estos avances científicos
abandonaron el plano teórico y sirvieron de base para el desarrollo de nuevos productos y
procesos6
. Como otras experiencias tecnológicas sustantivas -como el uso de la fusión nuclear
para la generación de energía- el avance de la ciencia comenzó a correr pari passu con (y se
retroalimenta) los desarrollos tecnológicos y éstos con aplicaciones comerciales concretas. En
este caso, ello significó que, los avances iban a demandar una relación muy estrecha entre lo
científico, lo tecnológico y lo comercial. Inevitablemente abrió la necesidad de reformular el
modelo científico (articulado previamente bajo el paradigma de bien público financiado con
recursos estatales) y tecnológico (previamente exclusivo de tecnólogos privados y orientada por
el lucro). Como consecuencia a inicios de la década del ochenta, se lanzaron al mercado los
primeros medicamentos obtenidos a través de recombinantes (la insulina recombinada y la
eritropoyetina fueron los productos más destacados)7
. Bien entrados los noventa, aparecen más
productos en el área farmacéutica a la vez que se inicia la aplicación crecientemente masiva a los
cultivos (modificados genéticamente), a los alimentos y a la provisión de materias primas
industriales (denominado genéricamente biomasa para usos industriales).
Explicación:
que si xdxdxd