todos hemos experimentado, en algún momento de nuestras vidas, un instante fugaz en el que una coincidencia sorprendente nos ha hecho sonreír y maravillarnos.
Puede haber sido una canción que sonó en la radio justo cuando estabas pensando en ella, o la llamada de un amigo, del que llevabas mucho tiempo sin saber nada, el mismo día en que se te vino a la mente. También podría aparecer, como le sucedió a Saundra, en letras impresas. Saundra estaba comiendo comida china en casa de su padre y le escribió un mensaje a su hermana para decirle que estaban poniendo en televisión El mago de Oz, una de sus películas favoritas. Su hermana le respondió que se acordaba de cuando veían la película con su madre, ya fallecida. «Mamá siempre hacía palomitas...», escribió, rememorando con cariño los momentos que pasaron juntas. Mientras Saundra leía el mensaje de su hermana, tomó una galleta de la suerte y la abrió. Con gran regocijo, descubrió que el mensaje de la galleta era precisamente «palomitas».
Este texto pertenece a la introducción del libro COINCIDENCIAS del psiquiatra Bernard D. Beitman. Tras experimentar una serie de coincidencias abrumadoras, el autor de esta obra decidió investigar sus causas y sacarles provecho.
La primera parte del libro muestra cómo ocurren las coincidencias significativas en todos los aspectos de la vida: las relaciones, la salud, el dinero y el espíritu. Presenta varios usos y explicaciones posibles.
La segunda parte esboza sugerencias concretas sobre cómo utilizar las coincidencias, especialmente las «decisivas». Estas coincidencias nos ayudan de dos maneras en nuestra vida cotidiana. Una de ellas es proporcionarnos justo lo que necesitamos, ya se trate de una persona, de una información o de dinero; la otra, responder a una pregunta o comentar una decisión. En esta segunda parte veremos también cómo podemos incrementar la frecuencia de las coincidencias.
La tercera parte nos describe nuestra psicosfera, o atmósfera mental. Del mismo modo en que realizamos un intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la atmósfera, con la psicosfera efectuamos un intercambio de formas sutiles de energía e información.
Respuesta:
Explicación:
todos hemos experimentado, en algún momento de nuestras vidas, un instante fugaz en el que una coincidencia sorprendente nos ha hecho sonreír y maravillarnos.
Puede haber sido una canción que sonó en la radio justo cuando estabas pensando en ella, o la llamada de un amigo, del que llevabas mucho tiempo sin saber nada, el mismo día en que se te vino a la mente. También podría aparecer, como le sucedió a Saundra, en letras impresas. Saundra estaba comiendo comida china en casa de su padre y le escribió un mensaje a su hermana para decirle que estaban poniendo en televisión El mago de Oz, una de sus películas favoritas. Su hermana le respondió que se acordaba de cuando veían la película con su madre, ya fallecida. «Mamá siempre hacía palomitas...», escribió, rememorando con cariño los momentos que pasaron juntas. Mientras Saundra leía el mensaje de su hermana, tomó una galleta de la suerte y la abrió. Con gran regocijo, descubrió que el mensaje de la galleta era precisamente «palomitas».
Este texto pertenece a la introducción del libro COINCIDENCIAS del psiquiatra Bernard D. Beitman. Tras experimentar una serie de coincidencias abrumadoras, el autor de esta obra decidió investigar sus causas y sacarles provecho.
La primera parte del libro muestra cómo ocurren las coincidencias significativas en todos los aspectos de la vida: las relaciones, la salud, el dinero y el espíritu. Presenta varios usos y explicaciones posibles.
La segunda parte esboza sugerencias concretas sobre cómo utilizar las coincidencias, especialmente las «decisivas». Estas coincidencias nos ayudan de dos maneras en nuestra vida cotidiana. Una de ellas es proporcionarnos justo lo que necesitamos, ya se trate de una persona, de una información o de dinero; la otra, responder a una pregunta o comentar una decisión. En esta segunda parte veremos también cómo podemos incrementar la frecuencia de las coincidencias.
La tercera parte nos describe nuestra psicosfera, o atmósfera mental. Del mismo modo en que realizamos un intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la atmósfera, con la psicosfera efectuamos un intercambio de formas sutiles de energía e información.