La mujer y su rol en el desarrollo de las sociedades
Si existe un tema que ha sido profusamente abordado y analizado en el ámbito del desarrollo en todos los países del mundo, éste ha sido sin duda el del género y concretamente el rol que desempeñan las mujeres en la mejora de las condiciones socio-económicas y políticas de las sociedades..
Las mujeres de los países desarrollados se han ido incorporando al desarrollo de sus países como consecuencia de una búsqueda y un anhelo constante para obtener la igualdad con el hombre, pero manteniendo el respeto a la diversidad. La mujer ha sido consciente de que su incorporación a la sociedad no se puede realizar mediante una política de desplazamiento que hubiera tenido como consecuencia un rechazo frontal a sus posiciones[3].
La lucha de las mujeres de los países desarrollados se originó gracias al acceso progresivo de la mujer a la educación formal, plataforma fundamental que les proporcionó un arma muy poderosa de formación e información a través de la cual canalizaron sus aspiraciones y reivindicaciones sociales y políticas así como su integración en el mercado laboral.
La autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, un elemento clave para el disfrute del resto de derechos, por lo que la integración de la mujer al mercado laboral es esencial, aun cuando siguen existiendo aspectos muy controvertidos como son la igualdad de retribución por un mismo cargo desempeñado y la conciliación laboral y familiar.
Respecto a la igualdad de retribución salarial, a pesar de que se han conseguido avances aún queda mucho para poder alcanzar la igualdad, según señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT) al indicar que los salarios promedios de las mujeres son entre un 4 y un 36% inferiores a los de los hombres, y la brecha salarial aumenta en términos absolutos para las mujeres que ganan más.
Respecto a la conciliación laboral y familiar se produce la siguiente paradoja: si bien la mujer se ha incorporado a la sociedad y al mundo productivo, una vez alcanzado ese paso continúa asumiendo la carga familiar. .
Los desafíos del crecimiento, la creación de empleo y la inclusión están estrechamente relacionados. Si bien el crecimiento y la estabilidad son necesarios para ofrecer a las mujeres las oportunidades que necesitan, la participación de la mujer en el mercado de trabajo también es parte de la ecuación de crecimiento y estabilidad. Conceder mejores oportunidades para las mujeres también puede significar obtener un mayor desarrollo económico en las economías en desarrollo, por ejemplo a través de un aumento del número de matrículas escolares de las niñas.
Para lograr estos objetivos es necesario que problemas como la pobreza, la falta de acceso a la educación, servicios de salud y la ausencia de oportunidades de empleo y trabajo productivo dejen de afectar principalmente en las mujeres. Es también ineludible que se formulen y estructuren los medios pertinentes para desarrollar las mismas capacidades, oportunidades y seguridad reduciendo su vulnerabilidad a la violencia y al conflicto, esto con el fin de que tanto los hombres como las mujeres tengan la libertad y la capacidad de elegir y decidir de manera estratégica y positiva sobre sus condiciones de vida.
Como se ha señalado más arriba, las condiciones de igualdad de género difieren notablemente de las sociedades desarrolladas a las no desarrolladas, si bien es cierto que a pesar de los logros conseguidos en las primeras, la igualdad de género no se ha logrado.
Debemos implementar todas las acciones necesarias para avanzar hacia un desarrollo sostenible, que pasa por la iLa mujer y su rol en el desarrollo de las sociedades
Explicación:
La mujer y su rol en el desarrollo de las sociedades
Si existe un tema que ha sido profusamente abordado y analizado en el ámbito del desarrollo en todos los países del mundo, éste ha sido sin duda el del género y concretamente el rol que desempeñan las mujeres en la mejora de las condiciones socio-económicas y políticas de las sociedades..
Las mujeres de los países desarrollados se han ido incorporando al desarrollo de sus países como consecuencia de una búsqueda y un anhelo constante para obtener la igualdad con el hombre, pero manteniendo el respeto a la diversidad. La mujer ha sido consciente de que su incorporación a la sociedad no se puede realizar mediante una política de desplazamiento que hubiera tenido como consecuencia un rechazo frontal a sus posiciones[3].
La lucha de las mujeres de los países desarrollados se originó gracias al acceso progresivo de la mujer a la educación formal, plataforma fundamental que les proporcionó un arma muy poderosa de formación e información a través de la cual canalizaron sus aspiraciones y reivindicaciones sociales y políticas así como su integración en el mercado laboral.
La autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, un elemento clave para el disfrute del resto de derechos, por lo que la integración de la mujer al mercado laboral es esencial, aun cuando siguen existiendo aspectos muy controvertidos como son la igualdad de retribución por un mismo cargo desempeñado y la conciliación laboral y familiar.
Respecto a la igualdad de retribución salarial, a pesar de que se han conseguido avances aún queda mucho para poder alcanzar la igualdad, según señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT) al indicar que los salarios promedios de las mujeres son entre un 4 y un 36% inferiores a los de los hombres, y la brecha salarial aumenta en términos absolutos para las mujeres que ganan más.
Respecto a la conciliación laboral y familiar se produce la siguiente paradoja: si bien la mujer se ha incorporado a la sociedad y al mundo productivo, una vez alcanzado ese paso continúa asumiendo la carga familiar. .
Los desafíos del crecimiento, la creación de empleo y la inclusión están estrechamente relacionados. Si bien el crecimiento y la estabilidad son necesarios para ofrecer a las mujeres las oportunidades que necesitan, la participación de la mujer en el mercado de trabajo también es parte de la ecuación de crecimiento y estabilidad. Conceder mejores oportunidades para las mujeres también puede significar obtener un mayor desarrollo económico en las economías en desarrollo, por ejemplo a través de un aumento del número de matrículas escolares de las niñas.
Para lograr estos objetivos es necesario que problemas como la pobreza, la falta de acceso a la educación, servicios de salud y la ausencia de oportunidades de empleo y trabajo productivo dejen de afectar principalmente en las mujeres. Es también ineludible que se formulen y estructuren los medios pertinentes para desarrollar las mismas capacidades, oportunidades y seguridad reduciendo su vulnerabilidad a la violencia y al conflicto, esto con el fin de que tanto los hombres como las mujeres tengan la libertad y la capacidad de elegir y decidir de manera estratégica y positiva sobre sus condiciones de vida.
Como se ha señalado más arriba, las condiciones de igualdad de género difieren notablemente de las sociedades desarrolladas a las no desarrolladas, si bien es cierto que a pesar de los logros conseguidos en las primeras, la igualdad de género no se ha logrado.
Debemos implementar todas las acciones necesarias para avanzar hacia un desarrollo sostenible, que pasa por la iLa mujer y su rol en el desarrollo de las sociedades