25 Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas:
26 Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas.
Lucas presenta a Jesús hablando de lo que vendrá, profetizando. No sabemos si esto fue escrito después o durante los sucesos relatados y si es un agregado del mismo Lucas o una profecía, de su autoría o no, tomada en gran parte del AT y puesta en boca de Jesús para describir lo que estaba pasando.
Efectivamente sucedió que en el año 70 D.C. tuvo lugar el primer asedio de Jerusalén, por las tropas comandadas por Tito, el futuro emperador, hijo de Vespasiano, y realmente fue el comienzo de la dispersión y la muerte de muchos habitantes de una provincia que le había resultado muy díscola al Imperio. Palestina no producía gran cosa, era una provincia pobre. Sólo era importante para el tráfico caravanero y el comercial en general, pero siempre fue una provincia de segunda para los intereses económicos del Imperio y además problemática.
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25 Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas:
26 Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas.
Lucas presenta a Jesús hablando de lo que vendrá, profetizando. No sabemos si esto fue escrito después o durante los sucesos relatados y si es un agregado del mismo Lucas o una profecía, de su autoría o no, tomada en gran parte del AT y puesta en boca de Jesús para describir lo que estaba pasando.
Efectivamente sucedió que en el año 70 D.C. tuvo lugar el primer asedio de Jerusalén, por las tropas comandadas por Tito, el futuro emperador, hijo de Vespasiano, y realmente fue el comienzo de la dispersión y la muerte de muchos habitantes de una provincia que le había resultado muy díscola al Imperio. Palestina no producía gran cosa, era una provincia pobre. Sólo era importante para el tráfico caravanero y el comercial en general, pero siempre fue una provincia de segunda para los intereses económicos del Imperio y además problemática.