La creación literaria es un fenómeno que se produce en todas las culturas. En algunas sólo se ha dado de manera oral, mientras que en otras se ha manifestado en forma escrita. Desde la antigüedad, el hombre se ha preocupado por descubrir los hilos que sostienen la obra artística. El primer cuerpo de reflexiones que analizó y discutió el concepto de la creación, y que describió los diversos géneros fue la Poética de Aristóteles. Existen otros tratados de este tipo como la, deHoracio, dirigida a los jóvenes hijos del noble Pisón que se iniciaban como escritores.
Aunque ni Aristóteles ni Horacio pretendían dictar reglas para la creación, sino meramente indagar la naturaleza de la misma, las interpretaciones posteriores les adjudicaron dicha intención. Y así surgieron las preceptivas inspiradas en las ideas clásicas, como la de Boileau, del último cuarto del siglo XVII en Francia, o como la de Luján, en el siglo XVIII en España. Este tipo de tratado ya no se acepta hoy como la única interpretación posible de las realizaciones literarias, pero es por lo menos imprudente desconocerlos cuando uno intenta aventurarse en la creación literaria. Las letras modernas registran un fenómeno expresivo muy peculiar; prácticamente cada autor crea sus propias reglas para configurar su universo artístico.
La creación literaria es un fenómeno que se produce en todas las culturas. En algunas sólo se ha dado de manera oral, mientras que en otras se ha manifestado en forma escrita. Desde la antigüedad, el hombre se ha preocupado por descubrir los hilos que sostienen la obra artística. El primer cuerpo de reflexiones que analizó y discutió el concepto de la creación, y que describió los diversos géneros fue la Poética de Aristóteles. Existen otros tratados de este tipo como la, deHoracio, dirigida a los jóvenes hijos del noble Pisón que se iniciaban como escritores.
Aunque ni Aristóteles ni Horacio pretendían dictar reglas para la creación, sino meramente indagar la naturaleza de la misma, las interpretaciones posteriores les adjudicaron dicha intención. Y así surgieron las preceptivas inspiradas en las ideas clásicas, como la de Boileau, del último cuarto del siglo XVII en Francia, o como la de Luján, en el siglo XVIII en España. Este tipo de tratado ya no se acepta hoy como la única interpretación posible de las realizaciones literarias, pero es por lo menos imprudente desconocerlos cuando uno intenta aventurarse en la creación literaria. Las letras modernas registran un fenómeno expresivo muy peculiar; prácticamente cada autor crea sus propias reglas para configurar su universo artístico.
ESPERO Q TE SIRVA SUERTE.