Las ciudades ofrecen un espacio donde habitar, trabajar, realizar actividades culturales, deportivas y de ocio. Pero también representan zonas de riesgo, algo inherente a la aglomeración urbana. Todas estas actividades humanas forman parte de un ecosistema complejo de interacciones sociales, económicas y ambientales en un espacio físico circunscrito a la urbe. Una parte de este ambiente es la atmósfera, donde se depositan gases, partículas y diversos compuestos que se derivan de nuestras actividades cotidianas.
Estos contaminantes reducen significativamente la calidad del aire que respiramos cada día, lo que se convierte en una amenaza para nuestra salud. De acuerdo con el más reciente informe de la OMS (Global Urban Ambient Air Pollution Database, 2016, con información de 3.000 ciudades en 103 países), ocho de cada 10 personas que viven en zonas urbanas respiran un aire con niveles de contaminación que superan los límites recomendados. En 2012 murieron 8,2 millones de personas. De acuerdo con las cifras de la OMS, los accidentes cerebrovasculares, los cánceres y las neumopatías crónicas constituyen actualmente casi dos terceras partes del total de muertes debidas a la insalubridad del medio ambiente. Si tenemos en cuenta que la población aumentará de los 7.000 millones actuales a los 9.000 en 2050, mejorar la calidad del aire en las ciudades es un reto urgente.
La contaminación podrá afectar en el futuro con el agotamiento de los recursos. Ya se están viendo las graves consecuencias de la contaminación ambiental en muchos rincones del planeta. ... Los recursos naturales no renovables, como por ejemplo el petróleo, se están acabando y, si no cambiamos nuestros hábitos, no habrá más para las generaciones venideras.
Si la contaminación ambiental sigue aumentando una exposición prolongada a las partículas contaminantes del aire podría ocasionar infartos de miocardio, ictus isquémicos, insuficiencias cardíacas, desarrollo del cáncer, alteraciones en el sistema inmunológico, diferentes problemas dermatológicos, alergias tanto cutáneas como oculares e incluso el aumento de linfomas.
La contaminación atmosférica nos afecta tanto a corto como a largo plazo, sus efectos secundarios son más susceptibles de sufrirlos los niños, ancianos y personas que sufren alguna enfermedad.
Las personas que mueren anualmente por los efectos secundarios de la contaminación atmosférica urbana ascienden a más de 1,3 millones de personas, de estas muertes, más de la mitad se suceden en los países desarrollados, ya que, las personas que residen en ciudades con nivel de contaminación atmosférica elevado padecen más enfermedades cardíacas, problemas respiratorios, cánceres de pulmón y alergias.
No hay que olvidar que el aire contaminado no es únicamente el externo, también el humo de los interiores representa un grave riesgo para la salud, la biomasa y el carbón son altamente contaminantes, por lo que, aquellas comunidades de vecinos, hogares particulares o empresas que usen este tipo de combustibles para calentarse en invierno, están altamente expuestos a sufrir sus efectos secundarios.
Los agentes contaminantes del aire son el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico, el dióxido de azufre, entre otros.
Todos estos agentes son originados entre otros por: el tráfico rodado de nuestras ciudades, las calefacciones, industrias, centrales energéticas, refinerías e incineradoras.
Aunque en los últimos años los diferentes gobiernos han aumentado el control de los factores contaminantes a través de leyes más rígida, bien es cierto que la calidad del aire no mejora todo lo que se debería y por ello seguiremos sufriendo los efectos secundarios de la contaminación atmosférica en nuestra salud.
TIEMPO DE OPTIMISMO:
A través de la concienciación y la formación en materia de medio ambiente, los ciudadanos cada vez más tomamos conciencia de cómo actuar frente a los factores contaminantes y hemos empezado a cambiar ciertos hábitos llevados por las ganas de tener mejor calidad de vida.
En la actualidad, a la hora de comprar un coche, las personas que residen en las grandes ciudades, tienen en cuenta y valoran positivamente la adquisición de vehículos menos contaminantes y también lo hacemos a la hora de contratar las calefacciones.
Respuesta:
Las ciudades ofrecen un espacio donde habitar, trabajar, realizar actividades culturales, deportivas y de ocio. Pero también representan zonas de riesgo, algo inherente a la aglomeración urbana. Todas estas actividades humanas forman parte de un ecosistema complejo de interacciones sociales, económicas y ambientales en un espacio físico circunscrito a la urbe. Una parte de este ambiente es la atmósfera, donde se depositan gases, partículas y diversos compuestos que se derivan de nuestras actividades cotidianas.
Estos contaminantes reducen significativamente la calidad del aire que respiramos cada día, lo que se convierte en una amenaza para nuestra salud. De acuerdo con el más reciente informe de la OMS (Global Urban Ambient Air Pollution Database, 2016, con información de 3.000 ciudades en 103 países), ocho de cada 10 personas que viven en zonas urbanas respiran un aire con niveles de contaminación que superan los límites recomendados. En 2012 murieron 8,2 millones de personas. De acuerdo con las cifras de la OMS, los accidentes cerebrovasculares, los cánceres y las neumopatías crónicas constituyen actualmente casi dos terceras partes del total de muertes debidas a la insalubridad del medio ambiente. Si tenemos en cuenta que la población aumentará de los 7.000 millones actuales a los 9.000 en 2050, mejorar la calidad del aire en las ciudades es un reto urgente.
La contaminación podrá afectar en el futuro con el agotamiento de los recursos. Ya se están viendo las graves consecuencias de la contaminación ambiental en muchos rincones del planeta. ... Los recursos naturales no renovables, como por ejemplo el petróleo, se están acabando y, si no cambiamos nuestros hábitos, no habrá más para las generaciones venideras.
Si la contaminación ambiental sigue aumentando una exposición prolongada a las partículas contaminantes del aire podría ocasionar infartos de miocardio, ictus isquémicos, insuficiencias cardíacas, desarrollo del cáncer, alteraciones en el sistema inmunológico, diferentes problemas dermatológicos, alergias tanto cutáneas como oculares e incluso el aumento de linfomas.
La contaminación atmosférica nos afecta tanto a corto como a largo plazo, sus efectos secundarios son más susceptibles de sufrirlos los niños, ancianos y personas que sufren alguna enfermedad.
Las personas que mueren anualmente por los efectos secundarios de la contaminación atmosférica urbana ascienden a más de 1,3 millones de personas, de estas muertes, más de la mitad se suceden en los países desarrollados, ya que, las personas que residen en ciudades con nivel de contaminación atmosférica elevado padecen más enfermedades cardíacas, problemas respiratorios, cánceres de pulmón y alergias.
No hay que olvidar que el aire contaminado no es únicamente el externo, también el humo de los interiores representa un grave riesgo para la salud, la biomasa y el carbón son altamente contaminantes, por lo que, aquellas comunidades de vecinos, hogares particulares o empresas que usen este tipo de combustibles para calentarse en invierno, están altamente expuestos a sufrir sus efectos secundarios.
Los agentes contaminantes del aire son el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico, el dióxido de azufre, entre otros.
Todos estos agentes son originados entre otros por: el tráfico rodado de nuestras ciudades, las calefacciones, industrias, centrales energéticas, refinerías e incineradoras.
Aunque en los últimos años los diferentes gobiernos han aumentado el control de los factores contaminantes a través de leyes más rígida, bien es cierto que la calidad del aire no mejora todo lo que se debería y por ello seguiremos sufriendo los efectos secundarios de la contaminación atmosférica en nuestra salud.
TIEMPO DE OPTIMISMO:
A través de la concienciación y la formación en materia de medio ambiente, los ciudadanos cada vez más tomamos conciencia de cómo actuar frente a los factores contaminantes y hemos empezado a cambiar ciertos hábitos llevados por las ganas de tener mejor calidad de vida.
En la actualidad, a la hora de comprar un coche, las personas que residen en las grandes ciudades, tienen en cuenta y valoran positivamente la adquisición de vehículos menos contaminantes y también lo hacemos a la hora de contratar las calefacciones.
espero te sirva