1Durante los conflictos bélicos del siglo XX, la presencia de la muerte provocó entre los soldados una serie de emociones incontroladas como el miedo.1 El azar o las malas decisiones condujeron al deceso o, en el mejor de los casos, provocaron heridas físicas y mentales.2 En buena parte, los accidentes han sido causa de muchas desgracias, debido a la torpeza de los altos mandos militares, la impericia de los pelotones o las imperfecciones de nuevas tecnologías. Por ello, Proctor (2008, vii) señala que si se ha dado mucha atención a la epistemología (“cómo sabemos”), también debería estudiarse la ignorancia (“cómo o por qué no sabemos”), pues el no hacerlo puede significar pérdidas irreparables como la vida misma. Así, por ejemplo, la falta de acierto en temas de psicopatología y medicalización durante las batallas ha tenido enormes costos por las pérdidas de vidas humanas3 o la falta de efectividad en la atención de los heridos de guerra.
2Los resultados de las guerras durante el siglo pasado, con sus millones de muertos, heridos y desaparecidos, trastocaron las percepciones de los sentidos y las emociones de millones de reclutas y civiles. Por ello, para entender estas perturbaciones, en el presente trabajo se utilizará el concepto comunidades emocionales para dar cuenta de lo que constituye una historia de las enfermedades psicológicas en tiempos de conflagraciones mundiales. Se trata de colectividades conformadas, en los frentes y retaguardias, por las intersubjetividades dispuestas entre soldados y altos mandos militares sin olvidar a los médicos, psicólogos y enfermeras
Respuesta:
1Durante los conflictos bélicos del siglo XX, la presencia de la muerte provocó entre los soldados una serie de emociones incontroladas como el miedo.1 El azar o las malas decisiones condujeron al deceso o, en el mejor de los casos, provocaron heridas físicas y mentales.2 En buena parte, los accidentes han sido causa de muchas desgracias, debido a la torpeza de los altos mandos militares, la impericia de los pelotones o las imperfecciones de nuevas tecnologías. Por ello, Proctor (2008, vii) señala que si se ha dado mucha atención a la epistemología (“cómo sabemos”), también debería estudiarse la ignorancia (“cómo o por qué no sabemos”), pues el no hacerlo puede significar pérdidas irreparables como la vida misma. Así, por ejemplo, la falta de acierto en temas de psicopatología y medicalización durante las batallas ha tenido enormes costos por las pérdidas de vidas humanas3 o la falta de efectividad en la atención de los heridos de guerra.
2Los resultados de las guerras durante el siglo pasado, con sus millones de muertos, heridos y desaparecidos, trastocaron las percepciones de los sentidos y las emociones de millones de reclutas y civiles. Por ello, para entender estas perturbaciones, en el presente trabajo se utilizará el concepto comunidades emocionales para dar cuenta de lo que constituye una historia de las enfermedades psicológicas en tiempos de conflagraciones mundiales. Se trata de colectividades conformadas, en los frentes y retaguardias, por las intersubjetividades dispuestas entre soldados y altos mandos militares sin olvidar a los médicos, psicólogos y enfermeras