Tomas una bolsa de papel y respiras repetidamente dentro de ella. De esta manera, aumentarás el nivel de dióxido de carbono en tu sangre y esto hará que el hipo se detenga. Otras opciones que causan un efecto similar pueden ser las siguientes:
– Tomar un vaso grande de agua fría, tragando sin respirar. – Simplemente aguantar la respiración todo lo que puedas.
Comer una rodaja de limón
Tomas una rodaja de limón y si tienes, le agregas unas gotas de Angostura Bitter. También puedes poner un poco de azúcar para mejorar el sabor. Al comer la rodaja, el organismo se “distraerá” con el efecto del ácido en las papilas gustativas y eso aliviará el hipo.
Estirar el diafragma
Para lograrlo, debes inhalar lentamente hasta que sientas que ya no puedes inhalar más, a menos que comiences a respirar con el abdomen. Sostén el aire durante 30 segundos. Luego exhala lentamente hasta que los pulmones se vacíen por completo. Es probable que tengas que repetir este ejercicio cuatro o cinco veces para que el hipo desaparezca.
Comer una cucharada de manteca de almendras
También puede ser una cucharada de azúcar, miel, manteca de cacao, mantequilla de maní o nutella. Tomas una cucharadita de alguna de estas cosas, la pones en tu boca y la dejas allí durante algunos segundos. Luego, tragas el bocado sin masticarlo. A esa altura la saliva ya habrá suavizado la manteca y será fácil de tragar.
Cerrar todo
Con tus pulgares, aprieta esas pequeñas protuberancias delante del canal de las orejas, para cerrar la entrada de tus oídos. Luego, cierras los ojos y aspiras todo el aire que puedas. Con tus meñiques, cierra ambas narinas. Mantén la respiración durante algunos segundos, cuanto más tiempo, mejor. Sueltas todo y respira con normalidad. El cuerpo tiende a respirar fuerte o jadear, olvidándose del hipo.
Si el hipo persiste durante horas o incluso durante días, debes consultar al médico. No son situaciones frecuentes, pero el hipo podría ser provocado por una distensión abdominal, emanaciones nocivas u otras causas. Recuerda que el hipo frecuente, en cambio, sí es normal en bebés recién nacidos y en bebés.
Tomas una bolsa de papel y respiras repetidamente dentro de ella. De esta manera, aumentarás el nivel de dióxido de carbono en tu sangre y esto hará que el hipo se detenga. Otras opciones que causan un efecto similar pueden ser las siguientes:
– Tomar un vaso grande de agua fría, tragando sin respirar.
Comer una rodaja de limón– Simplemente aguantar la respiración todo lo que puedas.
Tomas una rodaja de limón y si tienes, le agregas unas gotas de Angostura Bitter. También puedes poner un poco de azúcar para mejorar el sabor. Al comer la rodaja, el organismo se “distraerá” con el efecto del ácido en las papilas gustativas y eso aliviará el hipo.
Estirar el diafragmaPara lograrlo, debes inhalar lentamente hasta que sientas que ya no puedes inhalar más, a menos que comiences a respirar con el abdomen. Sostén el aire durante 30 segundos. Luego exhala lentamente hasta que los pulmones se vacíen por completo. Es probable que tengas que repetir este ejercicio cuatro o cinco veces para que el hipo desaparezca.
Comer una cucharada de manteca de almendrasTambién puede ser una cucharada de azúcar, miel, manteca de cacao, mantequilla de maní o nutella. Tomas una cucharadita de alguna de estas cosas, la pones en tu boca y la dejas allí durante algunos segundos. Luego, tragas el bocado sin masticarlo. A esa altura la saliva ya habrá suavizado la manteca y será fácil de tragar.
Cerrar todoCon tus pulgares, aprieta esas pequeñas protuberancias delante del canal de las orejas, para cerrar la entrada de tus oídos. Luego, cierras los ojos y aspiras todo el aire que puedas. Con tus meñiques, cierra ambas narinas. Mantén la respiración durante algunos segundos, cuanto más tiempo, mejor. Sueltas todo y respira con normalidad. El cuerpo tiende a respirar fuerte o jadear, olvidándose del hipo.
Si el hipo persiste durante horas o incluso durante días, debes consultar al médico. No son situaciones frecuentes, pero el hipo podría ser provocado por una distensión abdominal, emanaciones nocivas u otras causas. Recuerda que el hipo frecuente, en cambio, sí es normal en bebés recién nacidos y en bebés.