La historia de Europa latina, propiamente dicha, empieza con la expansión del imperio romano por el Mediterráneo. Las conquistas romanas y el proceso socioeconómico llamado romanización difundió enormemente el uso del latín en Europa. Durante la alta Edad Media diversos procesos de cambio lingüístico dentro del latín tardío dieron lugar a las lenguas romances que derivarían del latín traído por colonos romanos establecidos en la Europa Latina. Existe una media docena de lenguas romances, con un número significativo de hablantes y una tradición literaria importante, estas son el catalán, el español, el francés, el galaicoportugués (que actualmente tiene dos variantes principales: gallego y portugués), el italiano y el rumano. Sin embargo, existen muchas lenguas romances (algunas listas extensivas contabilizan más de 35 variedades lingüísticas diferenciadas que podrían considerarse lenguas diferentes).
Las lenguas romances fueron importantes en Europa Occidental y Rumanía durante la edad media, aunque su auge e importancia mundial se deben fundamentalmente a la expansión del imperio español, el imperio portugués, el imperio francés, y el imperio belga (siendo el ex-Congo Belga uno de los países con más francohablantes en el mundo). El efímero imperio italiano tuvo por su parte una influencia menor. La existencia de estos imperios aumentó mucho la influencia cultural, religiosa, lingüística y económica de la Europa Latina en el resto del mundo. Obviamente además de la influencia lingüística, la gran extensión que alcanza el catolicismo en la actualidad tiene mucho que ver con la expansión militar durante la Edad Moderna de los imperios radicados en la Europa Latina. En los Balcanes existieron complejos movimientos de pueblos latinos desde el siglo VIII o IX y bajo el imperio otomano, razón por la que existen hablantes de lenguas balcorrumanas por numerosos enclaves de los Balcanes.
Durante los siglos XVIII y XIX, las condiciones socioeconómicas y demográficas en Europa Latina fueron dispares, así mientras los imperios español y portugués perdieron influencia a pesar de su enorme extensión, el imperio francés llegaría a su apogeo durante el siglo XIX. Italia por otra parte estaba fragmentada en multitud de estados débiles, y no estaba unificada ni política ni lingüísticamente (cada estado italiano tenía su propia lengua, por lo que el italiano estándar no tenía demasiados hablantes fuera de Toscana).
La historia de Europa latina, propiamente dicha, empieza con la expansión del imperio romano por el Mediterráneo. Las conquistas romanas y el proceso socioeconómico llamado romanización difundió enormemente el uso del latín en Europa. Durante la alta Edad Media diversos procesos de cambio lingüístico dentro del latín tardío dieron lugar a las lenguas romances que derivarían del latín traído por colonos romanos establecidos en la Europa Latina. Existe una media docena de lenguas romances, con un número significativo de hablantes y una tradición literaria importante, estas son el catalán, el español, el francés, el galaicoportugués (que actualmente tiene dos variantes principales: gallego y portugués), el italiano y el rumano. Sin embargo, existen muchas lenguas romances (algunas listas extensivas contabilizan más de 35 variedades lingüísticas diferenciadas que podrían considerarse lenguas diferentes).
Las lenguas romances fueron importantes en Europa Occidental y Rumanía durante la edad media, aunque su auge e importancia mundial se deben fundamentalmente a la expansión del imperio español, el imperio portugués, el imperio francés, y el imperio belga (siendo el ex-Congo Belga uno de los países con más francohablantes en el mundo). El efímero imperio italiano tuvo por su parte una influencia menor. La existencia de estos imperios aumentó mucho la influencia cultural, religiosa, lingüística y económica de la Europa Latina en el resto del mundo. Obviamente además de la influencia lingüística, la gran extensión que alcanza el catolicismo en la actualidad tiene mucho que ver con la expansión militar durante la Edad Moderna de los imperios radicados en la Europa Latina. En los Balcanes existieron complejos movimientos de pueblos latinos desde el siglo VIII o IX y bajo el imperio otomano, razón por la que existen hablantes de lenguas balcorrumanas por numerosos enclaves de los Balcanes.
Durante los siglos XVIII y XIX, las condiciones socioeconómicas y demográficas en Europa Latina fueron dispares, así mientras los imperios español y portugués perdieron influencia a pesar de su enorme extensión, el imperio francés llegaría a su apogeo durante el siglo XIX. Italia por otra parte estaba fragmentada en multitud de estados débiles, y no estaba unificada ni política ni lingüísticamente (cada estado italiano tenía su propia lengua, por lo que el italiano estándar no tenía demasiados hablantes fuera de Toscana).