Uno de los mayores problemas de la adicción es la dificultad de controlar el comportamiento de consumo y mantener la abstinencia. Quienes presentan este problema generalmente intentan –sin éxito– controlar el uso de las drogas porque son conscientes de sus consecuencias negativas. Entender por qué las personas desarrollan una dependencia y por qué es tan difícil modificar ese comportamiento es fundamental para poder ayudarlos en la recuperación. La amplia investigación sobre los efectos de las drogas en el organismo nos ha ayudado a entender mejor cómo el consumo reiterado afecta diferentes aspectos del funcionamiento cerebral; hoy en día tenemos conocimiento acerca de algunos de los mecanismos que se alteran. Sin embargo, la ciencia aún está intentando comprender mejor de qué forma influye la adicción en la manera en que percibimos e interpretamos el mundo y nuestro propio comportamiento. En la Facultad de Psicología de la Universidad Católica del Uruguay, en conjunto con la Universidad Católica de Chile, estamos investigando con el objetivo de comprender algunos aspectos del funcionamiento cerebral de las personas con adicción y su relación con algunos de los problemas que los psicólogos observamos en la práctica clínica.A través de estudios de la actividad eléctrica del cerebro buscamos profundizar en la comprensión de ciertos mecanismos encargados de monitoreo del comportamiento. Estos mecanismos automáticos del cerebro se encargan de señalar cuándo se cometió un error, y por lo tanto es necesario desplegar estrategias de ajuste para evitar futuros errores. La falla en los mismos podría tener repercusiones en la toma de decisiones, lo que significa problemas en los adictos, quienes se caracterizan por elegir recompensas inmediatas a pesar de conocer las consecuencias negativas a largo plazo de sus acciones. En esta investigación observamos que, si bien aparece una disfunción de estos mecanismos –hecho que confirma lo observado en estudios previos–, los mismos parecerían recuperarse con el tratamiento y el tiempo sin consumo.Otro aspecto que estamos estudiando es cómo se relacionan estos procesos con la interacción social. Al relacionarnos con otras personas, en nuestro cerebro se despliega una red compleja de mecanismos destinados a entender diferentes señales, como por ejemplo saber cuál es la emoción que está experimentando el otro para poder actuar en consecuencia. Nosotros observamos que, si bien en las personas con adicción no parece haber problemas específicos en los mecanismos encargados de reconocer las emociones, cuando la información emocional que tienen es ambigua o contradictoria, la comprensión de la misma puede verse afectada, así como también los mecanismos que monitorean el propio comportamiento. Este es un aspecto que requiere de mayor estudio y en el que seguimos profundizando en esta línea de investigación.
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Uno de los mayores problemas de la adicción es la dificultad de controlar el comportamiento de consumo y mantener la abstinencia. Quienes presentan este problema generalmente intentan –sin éxito– controlar el uso de las drogas porque son conscientes de sus consecuencias negativas. Entender por qué las personas desarrollan una dependencia y por qué es tan difícil modificar ese comportamiento es fundamental para poder ayudarlos en la recuperación. La amplia investigación sobre los efectos de las drogas en el organismo nos ha ayudado a entender mejor cómo el consumo reiterado afecta diferentes aspectos del funcionamiento cerebral; hoy en día tenemos conocimiento acerca de algunos de los mecanismos que se alteran. Sin embargo, la ciencia aún está intentando comprender mejor de qué forma influye la adicción en la manera en que percibimos e interpretamos el mundo y nuestro propio comportamiento. En la Facultad de Psicología de la Universidad Católica del Uruguay, en conjunto con la Universidad Católica de Chile, estamos investigando con el objetivo de comprender algunos aspectos del funcionamiento cerebral de las personas con adicción y su relación con algunos de los problemas que los psicólogos observamos en la práctica clínica.A través de estudios de la actividad eléctrica del cerebro buscamos profundizar en la comprensión de ciertos mecanismos encargados de monitoreo del comportamiento. Estos mecanismos automáticos del cerebro se encargan de señalar cuándo se cometió un error, y por lo tanto es necesario desplegar estrategias de ajuste para evitar futuros errores. La falla en los mismos podría tener repercusiones en la toma de decisiones, lo que significa problemas en los adictos, quienes se caracterizan por elegir recompensas inmediatas a pesar de conocer las consecuencias negativas a largo plazo de sus acciones. En esta investigación observamos que, si bien aparece una disfunción de estos mecanismos –hecho que confirma lo observado en estudios previos–, los mismos parecerían recuperarse con el tratamiento y el tiempo sin consumo.Otro aspecto que estamos estudiando es cómo se relacionan estos procesos con la interacción social. Al relacionarnos con otras personas, en nuestro cerebro se despliega una red compleja de mecanismos destinados a entender diferentes señales, como por ejemplo saber cuál es la emoción que está experimentando el otro para poder actuar en consecuencia. Nosotros observamos que, si bien en las personas con adicción no parece haber problemas específicos en los mecanismos encargados de reconocer las emociones, cuando la información emocional que tienen es ambigua o contradictoria, la comprensión de la misma puede verse afectada, así como también los mecanismos que monitorean el propio comportamiento. Este es un aspecto que requiere de mayor estudio y en el que seguimos profundizando en esta línea de investigación.
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