Se ha demostrado que, cuando escuchamos música, tendemos a percibir afinidades entre el sonido y el movimiento de nuestro cuerpo. Por tanto, nuestra experiencia de un sonido implica una imagen mental de un movimiento del cuerpo (vinculado a la producción de dicho sonido
Se ha demostrado que, cuando escuchamos música, tendemos a percibir afinidades entre el sonido y el movimiento de nuestro cuerpo. Por tanto, nuestra experiencia de un sonido implica una imagen mental de un movimiento del cuerpo (vinculado a la producción de dicho sonido