La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea no solo pervive en la literatur contemporánea, sino que se ha instalado a su anchas en la memoria colectiva del mundo hispánico. Desde su creación a finales del siglo XV, esta obra atribuida a Fernando de Rojas ha suscitado, en efecto, un sinfín de comentario y estudios, pero también de continuaciones, adaptaciones e imitaciones. De este modo, las tribulaciones de la alcahueta-hechicera han atravesado tanto el tiempo como los medios y los géneros: para comprobarlo, solo hace falta echarles un vistazo a los múltiples avatares pictóricos (Salus, 2015), teatrales (Bastianes, 2015) o cinematográficos (Vázquez Medel, 2001) que ha generado el texto rojano. Entre esta prole variopinta, conviene destacar la existencia de un corpus celestinesco sui generis: el de las reescrituras contemporáneas de La Celestina. Se trata de textos literarios, sean cuentos, novelas, obras teatrales o poéticas, que extraen distintos elementos de la Tragicomedia rojana para crear nuevas ficciones. Al contrario de las adaptaciones —que pretenden transmitir el texto tardomedieval al público contemporáneo, modernizándolo y/o simplificándolo, mediante modificaciones sobre todo formales—, las reescrituras transforman importantes aspectos de contenido de su modelo. Pueden, por ejemplo, conservar la trama rojana, pero modificar la caracterización de los personajes, o insertar estos en una trama o un esquema actancial sustancialmente distinto al de la ficción original. Las reescrituras también pueden transponer el relato celestinesco a otro espacio-temporal (por ejemplo, el México del siglo XX)1 o a otro género literario (por ejemplo, el género fantástico).2 Estas reescrituras corresponden por tanto, a la vez, a las prácticas hipertextuales y transficcionales definidas, respectivamente, por el teórico francés Gérard Genette (1982) y el teórico canadiense Richard Saint-Gelais (2011).3
Ahora bien, fuerza es constatar que, más allá de esta diversidad de procedimientos, las reescrituras suelen recuperar de su modelo una serie de personajes, motivos y escenas comunes. Así, la caracterización hechiceril de Celestina ha sido retomada y desarrollada por la gran mayoría de los reescritores. En este marco, constituye un verdadero leitmotiv de las reescrituras la escena del conjuro diabólico que pronuncia Celestina en el tercer acto de la Tragicomedia primigenia y que contribuye de manera fundamental a la presentación de las dotes mágicas de la alcahueta. El presente trabajo propone analizar la evolución de este conjuro, transformado en tópico del universo celestinesco por las reescrituras contemporáneas hispánicas del texto rojano. Examinaremos de este modo tres tipos de reescritura: una interpolación narrativa de Azorín, unas continuaciones teatrales de Álvaro Tato y de Luis García Jambrina y una transposición espaciotemporal, también teatral, del chileno Fernando de Toro-Garland. Como se verá, estas tres variedades de la reescritura corresponden con tres procedimientos distintos de resemantización del conjuro, desde su negación a su tipificación, pasando por su metaficcionalización.4 No obstante, antes de presentar estos nuevos avatares del conjuro celestinesco, es necesario trazar las señas de identidad de la escena celestinesca en la que se origina con el fin de identificar los resortes de la reescritura y sus implicaciones interpretativas. Este repaso también nos llevará a revisar las lecturas críticas que los celestinistas han hecho de este conjuro primigenio a lo largo del tiempo. En efecto, como veremos, los debates de la crítica académica constituyen un referente importante con el que dialogan las reescrituras contemporáneas de La Celestina.
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La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea no solo pervive en la literatur contemporánea, sino que se ha instalado a su anchas en la memoria colectiva del mundo hispánico. Desde su creación a finales del siglo XV, esta obra atribuida a Fernando de Rojas ha suscitado, en efecto, un sinfín de comentario y estudios, pero también de continuaciones, adaptaciones e imitaciones. De este modo, las tribulaciones de la alcahueta-hechicera han atravesado tanto el tiempo como los medios y los géneros: para comprobarlo, solo hace falta echarles un vistazo a los múltiples avatares pictóricos (Salus, 2015), teatrales (Bastianes, 2015) o cinematográficos (Vázquez Medel, 2001) que ha generado el texto rojano. Entre esta prole variopinta, conviene destacar la existencia de un corpus celestinesco sui generis: el de las reescrituras contemporáneas de La Celestina. Se trata de textos literarios, sean cuentos, novelas, obras teatrales o poéticas, que extraen distintos elementos de la Tragicomedia rojana para crear nuevas ficciones. Al contrario de las adaptaciones —que pretenden transmitir el texto tardomedieval al público contemporáneo, modernizándolo y/o simplificándolo, mediante modificaciones sobre todo formales—, las reescrituras transforman importantes aspectos de contenido de su modelo. Pueden, por ejemplo, conservar la trama rojana, pero modificar la caracterización de los personajes, o insertar estos en una trama o un esquema actancial sustancialmente distinto al de la ficción original. Las reescrituras también pueden transponer el relato celestinesco a otro espacio-temporal (por ejemplo, el México del siglo XX)1 o a otro género literario (por ejemplo, el género fantástico).2 Estas reescrituras corresponden por tanto, a la vez, a las prácticas hipertextuales y transficcionales definidas, respectivamente, por el teórico francés Gérard Genette (1982) y el teórico canadiense Richard Saint-Gelais (2011).3
Ahora bien, fuerza es constatar que, más allá de esta diversidad de procedimientos, las reescrituras suelen recuperar de su modelo una serie de personajes, motivos y escenas comunes. Así, la caracterización hechiceril de Celestina ha sido retomada y desarrollada por la gran mayoría de los reescritores. En este marco, constituye un verdadero leitmotiv de las reescrituras la escena del conjuro diabólico que pronuncia Celestina en el tercer acto de la Tragicomedia primigenia y que contribuye de manera fundamental a la presentación de las dotes mágicas de la alcahueta. El presente trabajo propone analizar la evolución de este conjuro, transformado en tópico del universo celestinesco por las reescrituras contemporáneas hispánicas del texto rojano. Examinaremos de este modo tres tipos de reescritura: una interpolación narrativa de Azorín, unas continuaciones teatrales de Álvaro Tato y de Luis García Jambrina y una transposición espaciotemporal, también teatral, del chileno Fernando de Toro-Garland. Como se verá, estas tres variedades de la reescritura corresponden con tres procedimientos distintos de resemantización del conjuro, desde su negación a su tipificación, pasando por su metaficcionalización.4 No obstante, antes de presentar estos nuevos avatares del conjuro celestinesco, es necesario trazar las señas de identidad de la escena celestinesca en la que se origina con el fin de identificar los resortes de la reescritura y sus implicaciones interpretativas. Este repaso también nos llevará a revisar las lecturas críticas que los celestinistas han hecho de este conjuro primigenio a lo largo del tiempo. En efecto, como veremos, los debates de la crítica académica constituyen un referente importante con el que dialogan las reescrituras contemporáneas de La Celestina.