Durante tres siglos de Imperio Español en las "Indias" de América, lo que realmente gobernaba era una marcada y muy práctica división de clases sociales.
La división se llamó sistema de castas y funcionó en los virreinatos y territorios de la corona española.
Con el descubrimiento de América en 1492 y en las décadas siguientes de colonización, comenzaron a marcarse tres grupos socialesbásicos:
Blancos: españoles peninsulares o nacidos en América.
Indios: habitantes originarios de América.
Negros: esclavos traídos de África.
La mezcla entre esos grupos dio lugar a las castas, una clasificación de las personas dado su linaje, quiénes eran sus progenitores y qué lugar ocupaban en la sociedad medieval de aquello siglos.
Y de esa mezcla surgió una curiosa lista de 16 combinaciones básicas, aunque las mezclas posibles son innumerables.
Otros peculiares nombres como calpamulato, coyote, cuarterón, genízaro, jarocho, tresalvo, zambo, entre muchos otros, hacían más grande la lista.
Nunca hubo una limitación a la mezcla y hasta esas fronteras entre un grupo y otro eran borrosas: "No era un sistema de clasificación sistemático. La verdad no era un sistema tan rígido", explica Navarrete.
Y se podía manipular, pues era frecuente que se buscara que un hijo fuera registrado como blanco para que tuviera un estatus más alto para lo cual "se sobornaba al cura o se conseguían un padrino español", dice el investigador.
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Durante tres siglos de Imperio Español en las "Indias" de América, lo que realmente gobernaba era una marcada y muy práctica división de clases sociales.
La división se llamó sistema de castas y funcionó en los virreinatos y territorios de la corona española.
Con el descubrimiento de América en 1492 y en las décadas siguientes de colonización, comenzaron a marcarse tres grupos socialesbásicos:
La mezcla entre esos grupos dio lugar a las castas, una clasificación de las personas dado su linaje, quiénes eran sus progenitores y qué lugar ocupaban en la sociedad medieval de aquello siglos.
Y de esa mezcla surgió una curiosa lista de 16 combinaciones básicas, aunque las mezclas posibles son innumerables.
Otros peculiares nombres como calpamulato, coyote, cuarterón, genízaro, jarocho, tresalvo, zambo, entre muchos otros, hacían más grande la lista.
Nunca hubo una limitación a la mezcla y hasta esas fronteras entre un grupo y otro eran borrosas: "No era un sistema de clasificación sistemático. La verdad no era un sistema tan rígido", explica Navarrete.
Y se podía manipular, pues era frecuente que se buscara que un hijo fuera registrado como blanco para que tuviera un estatus más alto para lo cual "se sobornaba al cura o se conseguían un padrino español", dice el investigador.