Ni videojuegos tradicionales, ni en 3D. Ambas herramientas que tienen tanto éxito entre los niños pueden llegar a dañar la visión de los más pequeños de la casa. Preocupada por la buena salud visual de los menores, sobre todo los que todavía no han cumplido los seis años, la Fundación Alain Afflelou ha elaborado un decálogo con consejos para minimizar los riesgos que entrañan estas nuevas formas de diversión. Sobre todo teniendo en cuenta que los videojuegos han sido una de las estrellas de las pasadas compras navideñas.
Está demostrado que el uso prolongado de videojuegos convencionales puede provocar problemas en la visión, indica esta fundación. Desde hace unos años, con la aparición de los videojuegos en 3D, la situación merece un análisis aparte. ¿Estamos expuestos a un mayor peligro? Elvira Jiménez, óptico-optometrista y portavoz de la Fundación Alain Afflelou, afirma que las posibilidades de sufrir daños en nuestra visión ante el consumo de videojuegos 3D aumentan en dos tipos de personas: las que ya padecen alguna deficiencia visual (errores refractivos no corregidos, problemas de acomodación o de movimientos oculares) y en los niños, sobre todo en los menores de 6 años. «El sistema visual termina de desarrollarse a los 12 años -explica Jiménez-, por lo que a los 6, aunque estos niños ya tienen una visión en profundidad o 3D muy similar a la de un adulto, aún no se ha desarrollado del todo el sistema binocular y de acomodación y, por este motivo, deben realizar un esfuerzo muy elevado para la percepción en 3D».
Daños en los ojos
En ocasiones, la exposición a este tipo de videojuegos puede sacar a relucir un problema de visión antes desconocido.
Los efectos de los videojuegos 3D se suman, además, a los daños visuales que pueden causar los dispositivos en los que se reproducen este tipo de productos. Una sobreexposición ante las pantallas digitales de estas tecnologías desemboca en la famosa fatiga visual y sus efectos: pesadez de ojos, picor o escozor, sequedad ocular, somnolencia, visión borrosa y/o doble, dolores de cabeza y cervicales, alteraciones en los sueños.
Respuesta:
Ni videojuegos tradicionales, ni en 3D. Ambas herramientas que tienen tanto éxito entre los niños pueden llegar a dañar la visión de los más pequeños de la casa. Preocupada por la buena salud visual de los menores, sobre todo los que todavía no han cumplido los seis años, la Fundación Alain Afflelou ha elaborado un decálogo con consejos para minimizar los riesgos que entrañan estas nuevas formas de diversión. Sobre todo teniendo en cuenta que los videojuegos han sido una de las estrellas de las pasadas compras navideñas.
Está demostrado que el uso prolongado de videojuegos convencionales puede provocar problemas en la visión, indica esta fundación. Desde hace unos años, con la aparición de los videojuegos en 3D, la situación merece un análisis aparte. ¿Estamos expuestos a un mayor peligro? Elvira Jiménez, óptico-optometrista y portavoz de la Fundación Alain Afflelou, afirma que las posibilidades de sufrir daños en nuestra visión ante el consumo de videojuegos 3D aumentan en dos tipos de personas: las que ya padecen alguna deficiencia visual (errores refractivos no corregidos, problemas de acomodación o de movimientos oculares) y en los niños, sobre todo en los menores de 6 años. «El sistema visual termina de desarrollarse a los 12 años -explica Jiménez-, por lo que a los 6, aunque estos niños ya tienen una visión en profundidad o 3D muy similar a la de un adulto, aún no se ha desarrollado del todo el sistema binocular y de acomodación y, por este motivo, deben realizar un esfuerzo muy elevado para la percepción en 3D».
Daños en los ojos
En ocasiones, la exposición a este tipo de videojuegos puede sacar a relucir un problema de visión antes desconocido.
Los efectos de los videojuegos 3D se suman, además, a los daños visuales que pueden causar los dispositivos en los que se reproducen este tipo de productos. Una sobreexposición ante las pantallas digitales de estas tecnologías desemboca en la famosa fatiga visual y sus efectos: pesadez de ojos, picor o escozor, sequedad ocular, somnolencia, visión borrosa y/o doble, dolores de cabeza y cervicales, alteraciones en los sueños.
Ojalá te ayude este información