En 2007 llegaba a la pantalla grande la versión cinematográfica de Un puente hacia Terabithia, novela juvenil escrita por Katherine Paterson, bajo la dirección de Gábor Csupó y producida por Walt Disney Pictures.
La historia comienza con Jess Aarons, el único chico de cinco hermanos. El muchacho, de trece años, no es muy popular: suele quedar eclipsado por sus hermanas y en el colegio es objeto de burlas por parte de sus compañeros. Pero al comienzo del curso conocerá a Leslie Burke, una chica de su edad que resulta ser su vecina; su familia se ha trasladado a la casa de al lado y, aunque su primer encuentro no es muy afortunado, la insistencia de la chica y su simpatía logran que, por fin, se hagan amigos.
Además, gracias a ella, Jess crecerá y madurará. Ambos tienen bastante imaginación, sobre todo Leslie. Tanta que convertirá el temido bosque cercano a sus casas en Terabithia, un mundo fantástico donde jugarán a ser reyes, vivirán en un castillo, que en realidad es una casita en un árbol, y lucharán contra los malos. Allí, se olvidarán de sus problemas. Terabithia es, para ellos, el lugar perfecto para escapar, aunque sea por un rato, de la realidad. Los parecidos entre el libro y la película son muchos, hasta algunas conversaciones son literales. Sin embargo, en la novela no tenemos descripciones de ese mágico mundo, ni siquiera aparecen los malos. En cambio, en la película nos encontramos con arditrolls, cuervos grandes y peludos, gigantes… hasta podemos ver el mundo, lleno de árboles, con un río largo y caudaloso que lo atraviesa y alguna que otra cascada. Personajes y zonas que solo con la imaginación se pueden ver y sentir. Pero para poder «teletransportarte» allí tienes que realizar antes un pequeño trámite: cruzar un río (esta vez real) con una cuerda que hay colgada en un árbol.
Lo primero que el lector tiene que tener en cuenta antes de leer la novela, o ver la película, es que esta no es una historia de aventuras en un mundo mágico. Terabithia es un lugar en el que Jess y Leslie mejoran y maduran, algo que quizá se entienda mejor en la película. Sin saber este detalle, la lectura del mismo puede defraudar. Un puente hacia Terabithia tiene una moraleja que si bien el libro no llega a transmitir con claridad, la película lo consigue de manera sublime: «nada puede dañarnos». Incluso el final es mucho más emotivo en la versión cinematográfica, además de darle más protagonismo a una de las hermanas pequeñas de Jess: May Belle. Si bien en la novela pasa un poco desapercibida, en la película su personaje es clave. Todo lo contrario que la profesora de música, la señorita Edmunds. Puede que este último cambio dé pena, pero la apuesta por destacar más a la hermana pequeña fue todo un acierto.
Si en 2007 fue Destino quien lo publicó, en 2011 lo reeditó Noguer y Caralt. Quizá por querer publicar el libro a la vez que la película, la edición de Destino no quedó tan pulida, dificultando en parte su lectura.
La factoría Disney se arriesgó a llevar a la pantalla grande una película que no es lo que un niño podría esperar, a pesar de ser un clásico norteamericano, ya que es más importante la historia de superación de Jess que las aventuras en el mundo creado. La fuerza de la historia reside en los dos niños solitarios cuya amistad se va forjando a lo largo del curso.
Como habrás podido deducir, la historia no es apta para corazones sensibles. Nuestro consejo es: lee el libro y rápidamente ve a ver la película. Parafraseando a la señorita Edmunds: «si tienes la mente abierta, puedes crear un mundo nuevo». Y desde El Templo te aseguramos que lo conseguirás.
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En 2007 llegaba a la pantalla grande la versión cinematográfica de Un puente hacia Terabithia, novela juvenil escrita por Katherine Paterson, bajo la dirección de Gábor Csupó y producida por Walt Disney Pictures.
La historia comienza con Jess Aarons, el único chico de cinco hermanos. El muchacho, de trece años, no es muy popular: suele quedar eclipsado por sus hermanas y en el colegio es objeto de burlas por parte de sus compañeros. Pero al comienzo del curso conocerá a Leslie Burke, una chica de su edad que resulta ser su vecina; su familia se ha trasladado a la casa de al lado y, aunque su primer encuentro no es muy afortunado, la insistencia de la chica y su simpatía logran que, por fin, se hagan amigos.
Además, gracias a ella, Jess crecerá y madurará. Ambos tienen bastante imaginación, sobre todo Leslie. Tanta que convertirá el temido bosque cercano a sus casas en Terabithia, un mundo fantástico donde jugarán a ser reyes, vivirán en un castillo, que en realidad es una casita en un árbol, y lucharán contra los malos. Allí, se olvidarán de sus problemas. Terabithia es, para ellos, el lugar perfecto para escapar, aunque sea por un rato, de la realidad. Los parecidos entre el libro y la película son muchos, hasta algunas conversaciones son literales. Sin embargo, en la novela no tenemos descripciones de ese mágico mundo, ni siquiera aparecen los malos. En cambio, en la película nos encontramos con arditrolls, cuervos grandes y peludos, gigantes… hasta podemos ver el mundo, lleno de árboles, con un río largo y caudaloso que lo atraviesa y alguna que otra cascada. Personajes y zonas que solo con la imaginación se pueden ver y sentir. Pero para poder «teletransportarte» allí tienes que realizar antes un pequeño trámite: cruzar un río (esta vez real) con una cuerda que hay colgada en un árbol.
Lo primero que el lector tiene que tener en cuenta antes de leer la novela, o ver la película, es que esta no es una historia de aventuras en un mundo mágico. Terabithia es un lugar en el que Jess y Leslie mejoran y maduran, algo que quizá se entienda mejor en la película. Sin saber este detalle, la lectura del mismo puede defraudar. Un puente hacia Terabithia tiene una moraleja que si bien el libro no llega a transmitir con claridad, la película lo consigue de manera sublime: «nada puede dañarnos». Incluso el final es mucho más emotivo en la versión cinematográfica, además de darle más protagonismo a una de las hermanas pequeñas de Jess: May Belle. Si bien en la novela pasa un poco desapercibida, en la película su personaje es clave. Todo lo contrario que la profesora de música, la señorita Edmunds. Puede que este último cambio dé pena, pero la apuesta por destacar más a la hermana pequeña fue todo un acierto.
Si en 2007 fue Destino quien lo publicó, en 2011 lo reeditó Noguer y Caralt. Quizá por querer publicar el libro a la vez que la película, la edición de Destino no quedó tan pulida, dificultando en parte su lectura.
La factoría Disney se arriesgó a llevar a la pantalla grande una película que no es lo que un niño podría esperar, a pesar de ser un clásico norteamericano, ya que es más importante la historia de superación de Jess que las aventuras en el mundo creado. La fuerza de la historia reside en los dos niños solitarios cuya amistad se va forjando a lo largo del curso.
Como habrás podido deducir, la historia no es apta para corazones sensibles. Nuestro consejo es: lee el libro y rápidamente ve a ver la película. Parafraseando a la señorita Edmunds: «si tienes la mente abierta, puedes crear un mundo nuevo». Y desde El Templo te aseguramos que lo conseguirás.