Los microplásticos contienen una mezcla de productos químicos añadidos durante su fabricación que pueden filtrarse en el ambiente. Estas partículas además absorben eficazmente sustancias tóxicas presentes en el medio marino como los contaminantes orgánicos persistentes.
“Además, los microplásticos son un sustrato sobre el que viven organismos marinos como invertebrados, microalgas, bacterias, hongos o virus (fenómeno conocido como bioincrustación), algunos de los cuales representan patógenos potenciales”, asegura la FAO.
Según los estudios , se ha observado que más de 220 especies diferentes ingieren desechos microplásticos en condiciones naturales. Excluyendo a aves, tortugas y mamíferos, el 55% de ellos son especies que tienen importancia comercial, tales como los mejillones, las ostras, las almejas, el camarón pardo, la cigala, las anchoas, las sardinas, los arenques del Atlántico, el estornino del Atlántico, las macarelas, las bacaladillas, el bacalao atlántico, la carpa común y la corvinata amarilla, entre otros.
Los microplásticos se han encontrado en diversos alimentos consumidos por seres humanos, como la cerveza, la miel y la sal de mesa, pero son los mariscos la fuente mejor conocida a la que se expone el consumidor.
“Si yo tengo un pescado al que normalmente le quito las vísceras cuando lo voy a consumir, muy probablemente yo no voy a estar consumiendo microplásticos. Desde el punto de vista de la inocuidad alimentaria el riesgo es menor. Pero cuando hablamos de animales o pescados pequeños que se consumen enteros, cualquier animal marino que se consuma con el intestino, pues podemos decir que los humanos estamos expuestos a la ingesta de esos microplásticos que previamente han ingerido en el medio marino”, asegura Garrido.
Los científicos realizaron una evaluación de riesgo basado en la mayor exposición posible de un humano a microplásticos, el consumo de una ración de 250 gramos de mejillones, que contenía 9 microgramos de plástico.
Respuesta:
Los microplásticos contienen una mezcla de productos químicos añadidos durante su fabricación que pueden filtrarse en el ambiente. Estas partículas además absorben eficazmente sustancias tóxicas presentes en el medio marino como los contaminantes orgánicos persistentes.
“Además, los microplásticos son un sustrato sobre el que viven organismos marinos como invertebrados, microalgas, bacterias, hongos o virus (fenómeno conocido como bioincrustación), algunos de los cuales representan patógenos potenciales”, asegura la FAO.
Según los estudios , se ha observado que más de 220 especies diferentes ingieren desechos microplásticos en condiciones naturales. Excluyendo a aves, tortugas y mamíferos, el 55% de ellos son especies que tienen importancia comercial, tales como los mejillones, las ostras, las almejas, el camarón pardo, la cigala, las anchoas, las sardinas, los arenques del Atlántico, el estornino del Atlántico, las macarelas, las bacaladillas, el bacalao atlántico, la carpa común y la corvinata amarilla, entre otros.
Los microplásticos se han encontrado en diversos alimentos consumidos por seres humanos, como la cerveza, la miel y la sal de mesa, pero son los mariscos la fuente mejor conocida a la que se expone el consumidor.
“Si yo tengo un pescado al que normalmente le quito las vísceras cuando lo voy a consumir, muy probablemente yo no voy a estar consumiendo microplásticos. Desde el punto de vista de la inocuidad alimentaria el riesgo es menor. Pero cuando hablamos de animales o pescados pequeños que se consumen enteros, cualquier animal marino que se consuma con el intestino, pues podemos decir que los humanos estamos expuestos a la ingesta de esos microplásticos que previamente han ingerido en el medio marino”, asegura Garrido.
Los científicos realizaron una evaluación de riesgo basado en la mayor exposición posible de un humano a microplásticos, el consumo de una ración de 250 gramos de mejillones, que contenía 9 microgramos de plástico.
Explicación:
espero k le sirva c: