Y desde luego, Filemón el Arrugado tenía un apetito envidiable. Esto también llenaba su corazón de agradecimiento y alegría. Por lo demás, era modesto y sin pretensiones. Tan modesto que, a pesar de sus asombrosas medidas corporales, nunca molestaba absolutamente a nadie.
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Respuesta:
Y desde luego, Filemón el Arrugado tenía un apetito envidiable. Esto también llenaba su corazón de agradecimiento y alegría. Por lo demás, era modesto y sin pretensiones. Tan modesto que, a pesar de sus asombrosas medidas corporales, nunca molestaba absolutamente a nadie.
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