La fuerza de los hoplitas estaba en el combate sorpresa. Los dos ejércitos chocaban con la esperanza de romper o rodear la línea enemiga. De no ser posible esto, la batalla se convertía en una serie de empujones, con la retaguardia intentando que la vanguardia penetrase en la línea enemiga. Esta maniobra era conocida como el othismos. Las batallas raramente duraban más de una hora. Una vez que una de las líneas se rompía, los vencidos escapaban del campo, seguidos por la caballería o los peltastas. Si un hoplita escapaba, en ocasiones se le obligaba a dejar su voluminoso aspis, y caía en desgracia para su familia y amigos. Las bajas eran leves comparadas con las batallas modernas y raramente superaban el cinco por ciento en el bando perdedor, pero en estas bajas solían estar los ciudadanos más importantes y los generales que lideraban la vanguardia. Por ello, toda la guerra podía ser decidida en una sola batalla la victoria se reforzaba con el rescate pagado a los vencedores por los vencidos, llamado "la costumbre griega". Los espartanos nunca huirían de la batalla, por el contrario, luchaban hasta la muerte.
La fuerza de los hoplitas estaba en el combate sorpresa. Los dos ejércitos chocaban con la esperanza de romper o rodear la línea enemiga. De no ser posible esto, la batalla se convertía en una serie de empujones, con la retaguardia intentando que la vanguardia penetrase en la línea enemiga. Esta maniobra era conocida como el othismos. Las batallas raramente duraban más de una hora. Una vez que una de las líneas se rompía, los vencidos escapaban del campo, seguidos por la caballería o los peltastas. Si un hoplita escapaba, en ocasiones se le obligaba a dejar su voluminoso aspis, y caía en desgracia para su familia y amigos. Las bajas eran leves comparadas con las batallas modernas y raramente superaban el cinco por ciento en el bando perdedor, pero en estas bajas solían estar los ciudadanos más importantes y los generales que lideraban la vanguardia. Por ello, toda la guerra podía ser decidida en una sola batalla la victoria se reforzaba con el rescate pagado a los vencedores por los vencidos, llamado "la costumbre griega". Los espartanos nunca huirían de la batalla, por el contrario, luchaban hasta la muerte.