Según algunas teorías, las primeras sociedades primitivas tenían una organización en la que los bienes eran comunes a los miembros de la colectividad, siendo por ello tomado como el “estado natural de la sociedad”, por los teóricos y filósofos marxistas, tomándolo como base de la línea de pensamiento comunista.
En otras épocas se han dado algunos atisbos de comunismo, pero con connotaciones distintas a las que plantean los teóricos marxistas, tales fueron, por ejemplo, algunas de las propuestas de esa tendencia que implantó platón en su “Republica”, o la implementada por las leyes de Licurgo en Esparta, concernientes a los ciudadanos de la polis, en donde el gobierno consideraba iguales a todos los ciudadanos, pero no así a los esclavos y extranjeros.
Pasados los siglos, lo que se puede considerar como el primer movimiento comunista como tal, es al movimiento político y social promovido por François-Noël Gracchus Babeuf, a finales del siglo XVIII, en la Francia revolucionaria durante el gobierno del Directorio, iniciándose una línea de pensamiento en ese sentido, auspiciada por personajes como Robert Owen, Charles Fourier y Saint-Simón, quienes posteriormente fueron continuados (pero en una línea intransigente y enfocada en la lucha de clases), por autores como Carlos Marx y Federico Engels, en el siglo XIX y Lenin en el siglo xx
Según algunas teorías, las primeras sociedades primitivas tenían una organización en la que los bienes eran comunes a los miembros de la colectividad, siendo por ello tomado como el “estado natural de la sociedad”, por los teóricos y filósofos marxistas, tomándolo como base de la línea de pensamiento comunista.
En otras épocas se han dado algunos atisbos de comunismo, pero con connotaciones distintas a
las que plantean los teóricos marxistas, tales fueron, por ejemplo, algunas de las propuestas de esa tendencia que implantó platón en su “Republica”, o la implementada por las leyes de Licurgo en Esparta, concernientes a los ciudadanos de la polis, en donde el gobierno consideraba iguales a todos los ciudadanos, pero no así a los esclavos y extranjeros.
Pasados los siglos, lo que se puede considerar como el primer movimiento comunista como tal, es al movimiento político y social promovido por François-Noël Gracchus Babeuf, a finales del siglo XVIII, en la Francia revolucionaria durante el gobierno del Directorio, iniciándose una línea de pensamiento en ese sentido, auspiciada por personajes como Robert Owen, Charles Fourier y Saint-Simón, quienes posteriormente fueron continuados (pero en una línea intransigente y enfocada en la lucha de clases), por autores como Carlos Marx y Federico Engels, en el siglo XIX y Lenin en el siglo xx