Narciso en tiempos modernos no mira su reflejo en un lago. El lago se ha tornado en pantalla. Una realidad desfigurada, ilusoria, una imagen filtrada, de colores bellos y sombras y luces, pero que poco expresa la menos colorida, pero real, realidad.
En este reflejo, Narciso se pierde, se cae en el lago, se ahoga en lo imaginario. Narciso ahora vive el mundo a través de imágenes que se proyectan en una pantalla. Ha muerto su yo real, es ahora una realidad fantaseada, la realidad a través de la imagen, y se observa a partir de fotografías retocadas que muestran la mejor, pero ilusoria, versión de sí.
La discusión acerca de las redes sociales forma parte de uno de los puntos cruciales de la teorización actual. Este punto es el debate en torno a las nuevas tecnologías y cómo éstas traspasan una supuesta virtualidad y se implican con efectividad real en los sujetos atravesados por la palabra y la mirada del Otro. Es, efectivamente – siguiendo las formulaciones lacanianas – a partir del Otro que el sujeto se constituye como tal, y son las redes sociales, por excelencia, un espacio de sujeción al Otro.
Hemos de comenzar este escrito con una pregunta problema, cuya respuesta intentaremos colegir a lo largo de todo nuestro desarrollo: ¿Cómo operan las redes sociales en la constitución subjetiva? ¿Cuál es su relación con el narcisismo? ¿Qué lugar ocupan en las dinámicas imaginarias y en los desarrollos de angustia que en la actualidad se despliegan?Para responder estas preguntas, primero debemos hacer un análisis de cómo se dan las relaciones en este ámbito.
Formamos parte de una sociedad en la cual se ha establecido una nueva dimensión comunicativa: las redes sociales, dispositivos online de intercambio de imágenes y símbolos, en los que los usuarios se relacionan de manera interactiva y retro-alimentada, pudiendo comunicarse entre sí y establecer una forma de interacción social nunca antes vista en la historia: Podemos llevar la comunicación en nuestro bolsillo y tener en la palma de nuestra mano el contacto con algún familiar en el extremo opuesto del mundo.
Desde una formulación lacaniana, puede entenderse que es entre lo simbólico y lo imaginario que se ubica esta interacción. Simbólico porque interviene el lenguaje, la comunicación se da a partir de una serie de códigos lingüísticos y existe una estructura comunicacional -explícita o no-. Imaginario, porque de la imagen es que este mundo inmerso en la pantalla se nutre, mundo de identificación con otros, mundo de identificación con una imagen especular del si mismo, con un Yo ideal que se hace casi yo realidad en el punto en que puede ser visto por uno y por otros en imágenes reales.
Narciso en tiempos modernos no mira su reflejo en un lago. El lago se ha tornado en pantalla. Una realidad desfigurada, ilusoria, una imagen filtrada, de colores bellos y sombras y luces, pero que poco expresa la menos colorida, pero real, realidad.
En este reflejo, Narciso se pierde, se cae en el lago, se ahoga en lo imaginario. Narciso ahora vive el mundo a través de imágenes que se proyectan en una pantalla. Ha muerto su yo real, es ahora una realidad fantaseada, la realidad a través de la imagen, y se observa a partir de fotografías retocadas que muestran la mejor, pero ilusoria, versión de sí.
La discusión acerca de las redes sociales forma parte de uno de los puntos cruciales de la teorización actual. Este punto es el debate en torno a las nuevas tecnologías y cómo éstas traspasan una supuesta virtualidad y se implican con efectividad real en los sujetos atravesados por la palabra y la mirada del Otro. Es, efectivamente – siguiendo las formulaciones lacanianas – a partir del Otro que el sujeto se constituye como tal, y son las redes sociales, por excelencia, un espacio de sujeción al Otro.
Hemos de comenzar este escrito con una pregunta problema, cuya respuesta intentaremos colegir a lo largo de todo nuestro desarrollo: ¿Cómo operan las redes sociales en la constitución subjetiva? ¿Cuál es su relación con el narcisismo? ¿Qué lugar ocupan en las dinámicas imaginarias y en los desarrollos de angustia que en la actualidad se despliegan?Para responder estas preguntas, primero debemos hacer un análisis de cómo se dan las relaciones en este ámbito.
Formamos parte de una sociedad en la cual se ha establecido una nueva dimensión comunicativa: las redes sociales, dispositivos online de intercambio de imágenes y símbolos, en los que los usuarios se relacionan de manera interactiva y retro-alimentada, pudiendo comunicarse entre sí y establecer una forma de interacción social nunca antes vista en la historia: Podemos llevar la comunicación en nuestro bolsillo y tener en la palma de nuestra mano el contacto con algún familiar en el extremo opuesto del mundo.
Desde una formulación lacaniana, puede entenderse que es entre lo simbólico y lo imaginario que se ubica esta interacción. Simbólico porque interviene el lenguaje, la comunicación se da a partir de una serie de códigos lingüísticos y existe una estructura comunicacional -explícita o no-. Imaginario, porque de la imagen es que este mundo inmerso en la pantalla se nutre, mundo de identificación con otros, mundo de identificación con una imagen especular del si mismo, con un Yo ideal que se hace casi yo realidad en el punto en que puede ser visto por uno y por otros en imágenes reales.