El ejército incaico era el cuerpo militar que aseguró la expansión y consolidación del Imperio incaico. De conformación multiétnica,1 estaba encargado de defender la soberanía de sus tierras, extenderlas y sofocar rebeliones. A menudo era también usado para intereses políticos como las ejecuciones o golpes de Estado.2
A medida que el imperio crecía en tamaño y población el ejército lo hacía de la misma forma.3 Las mayores concentraciones de guerreros incas en las épocas de esplendor del imperio llegaron a componer unos 200 000 soldados en un solo ejército (época de Huayna Cápac).4
El militarismo que tenía la monarquía inca hacía de la pertenencia a este, un importante cargo. A los soldados se les brindaba alimentación, vestimenta y una ayuda estatal en reemplazos para su familia en lo que respectaba a la actividad agraria que el levado debería estar cumpliendo, de tal manera que ser guerrero permanente no era un mal cargo y hasta inclusive ocupaba su propio espacio en la pirámide político-social, a costa del sometimiento sufrido por la casta de campesinos.5
Cuando volvían de una campaña exitosa a Cusco, niños y mujeres los recibían como héroes y se hacía una ceremonia en honor a ellos. La ceremonia que se daba en la Plaza de Armas del Cuzco consistía en exhibir el botín y pisotear a los prisioneros como un símbolo de la victoria.6
El ejército incaico era el cuerpo militar que aseguró la expansión y consolidación del Imperio incaico. De conformación multiétnica,1 estaba encargado de defender la soberanía de sus tierras, extenderlas y sofocar rebeliones. A menudo era también usado para intereses políticos como las ejecuciones o golpes de Estado.2
A medida que el imperio crecía en tamaño y población el ejército lo hacía de la misma forma.3 Las mayores concentraciones de guerreros incas en las épocas de esplendor del imperio llegaron a componer unos 200 000 soldados en un solo ejército (época de Huayna Cápac).4
El militarismo que tenía la monarquía inca hacía de la pertenencia a este, un importante cargo. A los soldados se les brindaba alimentación, vestimenta y una ayuda estatal en reemplazos para su familia en lo que respectaba a la actividad agraria que el levado debería estar cumpliendo, de tal manera que ser guerrero permanente no era un mal cargo y hasta inclusive ocupaba su propio espacio en la pirámide político-social, a costa del sometimiento sufrido por la casta de campesinos.5
Cuando volvían de una campaña exitosa a Cusco, niños y mujeres los recibían como héroes y se hacía una ceremonia en honor a ellos. La ceremonia que se daba en la Plaza de Armas del Cuzco consistía en exhibir el botín y pisotear a los prisioneros como un símbolo de la victoria.6