50 chicos quedaron huérfanos tras el sismo y unos 3.667 están actualmente en albergues.
La desnutrición crónica, que afecta a uno de cada cuatro niños en el país, y la situación que viven en las zonas afectadas por el terremoto son los temas que mayor preocupación generan entre organismos que velan por la protección de los derechos de los menores. El tema vuelve al debate hoy, el Día del Niño.
En Manabí y Esmeraldas, las provincias devastadas por el sismo, la Unicef calcula que en esta época del año nacen un promedio de 100 bebés por día y que es “esencial que estos niños reciban micronutrientes para prevenir anemia y malnutrición”.
“Así como zinc y sales de rehidratación oral para tratar diarreas, en una zona donde antes del terremoto uno de cada cinco niños ya sufría de enfermedades diarreicas y desnutrición crónica”, apuntó este organismo internacional en un comunicado difundido días atrás.
Al caminar por los lugares afectados por el terremoto, uno de ellos Chamanga, en Muisne, se evidencian las huellas de un desastre que no se termina. Las calles lucen desdibujadas, las casas casi totalmente destruidas y, lo peor, las personas implorando ayuda.
Leonela Quiñónez perdió su vivienda, ubicada en San Carlos (Atacames), cuando la tierra se movió sin clemencia. “Me quedé sin nada, ahora estoy viviendo en la casa de una amiga”, dice y agrega que tiene tres hijas, una recién nacida y que “para rematar” hace unos días su esposo fue atropellado y está en el hospital.
En cada albergue, en cada recinto no faltan los niños de todas las edades. Ellos miran a quienes pasan sin saber si les dejarán un juguete o les darán un abrazo que les reanime. Sus miradas son desorbitadas y de incertidumbre. Por un momento dejan de ser niños y hasta piden comida para sus familias. Esa es ahora su realidad.
Según las cifras oficiales, unos 3.667 niños están en albergues tras el fenómeno natural y unos 50 quedaron huérfanos como consecuencia.
Situación general
Ayer, durante un foro que se dio en la Asamblea, Michel Guinand, especialista en Inclusión Social de la Unicef, reconoció que han existido algunos avances en materia de escolaridad, por ejemplo, para los pequeños, pero mencionó que aún quedan retos pendientes.
“Es importante seguir reforzando el apoyo a las familias afectadas para prevenir situaciones de abandono, negligencia y violencia para que el derecho de vivir en familia y comunidad, el derecho a la educación, al agua, a la salud, no sea violado”, manifestó.
El representante de la Unicef agregó ayer que el problema de los niños malnutridos afecta en mayor medida a los indígenas, pues refirió que en este sector cuatro de cada 10 menores no reciben la alimentación necesaria para su desarrollo.
Planes
Al referirse a las estrategias que aplica el Gobierno para mitigar esta realidad, la viceministra de Inclusión Económica y Social, Patricia Cervantes, destacó que el Estado invierte a diario 2,70 dólares por cada niño que recibe cuidado en los centros infantiles.
Sin embargo, mencionó que en este tema también es “fundamental la corresponsabilidad” de los padres, de la comunidad y de actores como los gobiernos locales. (RVD/PT)
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jorgefer209
hay que centrarse mas en un niño y sus dos padres
50 chicos quedaron huérfanos tras el sismo y unos 3.667 están actualmente en albergues.
La desnutrición crónica, que afecta a uno de cada cuatro niños en el país, y la situación que viven en las zonas afectadas por el terremoto son los temas que mayor preocupación generan entre organismos que velan por la protección de los derechos de los menores. El tema vuelve al debate hoy, el Día del Niño.
En Manabí y Esmeraldas, las provincias devastadas por el sismo, la Unicef calcula que en esta época del año nacen un promedio de 100 bebés por día y que es “esencial que estos niños reciban micronutrientes para prevenir anemia y malnutrición”.
“Así como zinc y sales de rehidratación oral para tratar diarreas, en una zona donde antes del terremoto uno de cada cinco niños ya sufría de enfermedades diarreicas y desnutrición crónica”, apuntó este organismo internacional en un comunicado difundido días atrás.
Al caminar por los lugares afectados por el terremoto, uno de ellos Chamanga, en Muisne, se evidencian las huellas de un desastre que no se termina. Las calles lucen desdibujadas, las casas casi totalmente destruidas y, lo peor, las personas implorando ayuda.
Leonela Quiñónez perdió su vivienda, ubicada en San Carlos (Atacames), cuando la tierra se movió sin clemencia. “Me quedé sin nada, ahora estoy viviendo en la casa de una amiga”, dice y agrega que tiene tres hijas, una recién nacida y que “para rematar” hace unos días su esposo fue atropellado y está en el hospital.
En cada albergue, en cada recinto no faltan los niños de todas las edades. Ellos miran a quienes pasan sin saber si les dejarán un juguete o les darán un abrazo que les reanime. Sus miradas son desorbitadas y de incertidumbre. Por un momento dejan de ser niños y hasta piden comida para sus familias. Esa es ahora su realidad.
Según las cifras oficiales, unos 3.667 niños están en albergues tras el fenómeno natural y unos 50 quedaron huérfanos como consecuencia.
Situación general
Ayer, durante un foro que se dio en la Asamblea, Michel Guinand, especialista en Inclusión Social de la Unicef, reconoció que han existido algunos avances en materia de escolaridad, por ejemplo, para los pequeños, pero mencionó que aún quedan retos pendientes.
“Es importante seguir reforzando el apoyo a las familias afectadas para prevenir situaciones de abandono, negligencia y violencia para que el derecho de vivir en familia y comunidad, el derecho a la educación, al agua, a la salud, no sea violado”, manifestó.
El representante de la Unicef agregó ayer que el problema de los niños malnutridos afecta en mayor medida a los indígenas, pues refirió que en este sector cuatro de cada 10 menores no reciben la alimentación necesaria para su desarrollo.
Planes
Al referirse a las estrategias que aplica el Gobierno para mitigar esta realidad, la viceministra de Inclusión Económica y Social, Patricia Cervantes, destacó que el Estado invierte a diario 2,70 dólares por cada niño que recibe cuidado en los centros infantiles.
Sin embargo, mencionó que en este tema también es “fundamental la corresponsabilidad” de los padres, de la comunidad y de actores como los gobiernos locales. (RVD/PT)