Tanto profesionales como aficionados a la paleontología han tratado de explicar durante años los verdaderos motivos de la extinción de los dinosaurios.
1. Evolución autodestructiva. Durante la década de 1900, cuando la teoría de la selección natural de Darwin todavía no era muy aceptada por la comunidad científica, muchos paleontólogos creían que los dinosaurios poseían una especie de inercia evolutiva que les hizo demasiado grandes y extraños. Algunos investigadores sugerían que los dinosaurios eran mudos (en comparación con los mamíferos) porque invirtieron muchas de sus energías internas en volverse enormes y feroces. Sin embargo, incluso los expertos en fósiles de la época restaron credibilidad a esta teoría por ser incapaz de desarrollar un vínculo entre un crecimiento desmesurado y la extinción. 2. Supernova. Antes de que la hipótesis del impacto de un asteroide ganara una credibilidad generalizada, en 1971 el físico Wallace Tucker y el paleontólogo Dale Russell sugirieron otro tipo de "muerte por razones cósmicas". Aunque los investigadores no tenían ninguna prueba de su hipótesis, propusieron que una supernova cercana podría haber tenido consecuencias catastróficas para la vida en el final del Cretácico. Según Tucker y Russell, la explosión de una estrella vecina habría bombardeado la atmósfera superior con rayos X y otras formas de radiación, alterando rápidamente el clima e incidiendo en una caída en picado de las temperaturas de la Tierra. Hasta ahora no hay ninguna prueba de que alguna supernova se haya podido originar tan cerca de la Tierra hace 66 millones años. 3. Ingesta de sus propias crías. George Wieland, un paleontólogo de principios del siglo XX, sostenía que los dinosaurios se comían sus propios huevos, provocando su autoextinción. Según él, los antepasados del temible Tyranosaurius probablemente "consiguieron su primer impulso hacia el gigantismo en una dieta de huevos de saurópodos". Incluso el celo de la madre más protectora no pudo impedir la depredación de huevos casi constante de carnívoros hambrientos. Desde que Wieland formulara su hipótesis en 1925 la evidencia fósil ha confirmado que dinosaurios, serpientes e incluso mamíferos fueron cazados comiendo huevos de dinosaurio, pero no a un ritmo capaz de causar su extinción masiva.
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Tanto profesionales como aficionados a la paleontología han tratado de explicar durante años los verdaderos motivos de la extinción de los dinosaurios.
1. Evolución autodestructiva. Durante la década de 1900, cuando la teoría de la selección natural de Darwin todavía no era muy aceptada por la comunidad científica, muchos paleontólogos creían que los dinosaurios poseían una especie de inercia evolutiva que les hizo demasiado grandes y extraños. Algunos investigadores sugerían que los dinosaurios eran mudos (en comparación con los mamíferos) porque invirtieron muchas de sus energías internas en volverse enormes y feroces. Sin embargo, incluso los expertos en fósiles de la época restaron credibilidad a esta teoría por ser incapaz de desarrollar un vínculo entre un crecimiento desmesurado y la extinción.
2. Supernova. Antes de que la hipótesis del impacto de un asteroide ganara una credibilidad generalizada, en 1971 el físico Wallace Tucker y el paleontólogo Dale Russell sugirieron otro tipo de "muerte por razones cósmicas". Aunque los investigadores no tenían ninguna prueba de su hipótesis, propusieron que una supernova cercana podría haber tenido consecuencias catastróficas para la vida en el final del Cretácico. Según Tucker y Russell, la explosión de una estrella vecina habría bombardeado la atmósfera superior con rayos X y otras formas de radiación, alterando rápidamente el clima e incidiendo en una caída en picado de las temperaturas de la Tierra. Hasta ahora no hay ninguna prueba de que alguna supernova se haya podido originar tan cerca de la Tierra hace 66 millones años.
3. Ingesta de sus propias crías. George Wieland, un paleontólogo de principios del siglo XX, sostenía que los dinosaurios se comían sus propios huevos, provocando su autoextinción. Según él, los antepasados del temible Tyranosaurius probablemente "consiguieron su primer impulso hacia el gigantismo en una dieta de huevos de saurópodos". Incluso el celo de la madre más protectora no pudo impedir la depredación de huevos casi constante de carnívoros hambrientos. Desde que Wieland formulara su hipótesis en 1925 la evidencia fósil ha confirmado que dinosaurios, serpientes e incluso mamíferos fueron cazados comiendo huevos de dinosaurio, pero no a un ritmo capaz de causar su extinción masiva.
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