Antes de pasar a este tema, nos vemos en la obligación de aclarar que nuestro abordaje es histórico, sin relación alguna con el mundo de la política nicaragüense.
Cada año, cada mañana del 19 de Julio, centenares de personas provenientes de distintos puntos del país se congregan en la Plaza de la Fe o en la Plaza de la Revolución en Managua para conmemorar un hecho histórico e inspirador: la caída de la dictadura militarizada de la familia Somoza, la cual dirigió inescrupulosamente y con mano de hierro el país por más de cuatro décadas. Es asimismo la celebración de la Revolución Popular Sandinista, la cual se llevó a cabo cuando todos los sectores del país, los obreros, los empresarios, los campesinos, los estudiantes, los guerrilleros, se unieron y derrocaron finalmente a la dinastía de los Somoza y su Guardia Nacional, un 19 de Julio de 1979.
Lamentablemente, esta celebración y toda la simbología y herencia de la Revolución es actualmente monopolizada con fines proselitistas por un partido político, lo que ha provocado que miles de nicaragüenses rechacen y no se sientan identificados más con ese momento tan grande de la historia nacional, que incluso levantó mucha simpatía y solidaridad en el mundo entero. Otros tantos ya no asisten a la congregación en la plaza, sino que celebran en sus barrios o casas.
Antes de pasar a este tema, nos vemos en la obligación de aclarar que nuestro abordaje es histórico, sin relación alguna con el mundo de la política nicaragüense.
Cada año, cada mañana del 19 de Julio, centenares de personas provenientes de distintos puntos del país se congregan en la Plaza de la Fe o en la Plaza de la Revolución en Managua para conmemorar un hecho histórico e inspirador: la caída de la dictadura militarizada de la familia Somoza, la cual dirigió inescrupulosamente y con mano de hierro el país por más de cuatro décadas. Es asimismo la celebración de la Revolución Popular Sandinista, la cual se llevó a cabo cuando todos los sectores del país, los obreros, los empresarios, los campesinos, los estudiantes, los guerrilleros, se unieron y derrocaron finalmente a la dinastía de los Somoza y su Guardia Nacional, un 19 de Julio de 1979.
Lamentablemente, esta celebración y toda la simbología y herencia de la Revolución es actualmente monopolizada con fines proselitistas por un partido político, lo que ha provocado que miles de nicaragüenses rechacen y no se sientan identificados más con ese momento tan grande de la historia nacional, que incluso levantó mucha simpatía y solidaridad en el mundo entero. Otros tantos ya no asisten a la congregación en la plaza, sino que celebran en sus barrios o casas.