Charlie es un niño de una familia pobre. Vive en un apequeña casa a las afueras de una gran ciudad con su madre, su padre, sus abuelos paternos llamados Joe y Josephine y sus abuelos maternos llamados George y Georgina.
El único en la familia que trabaja es el señor Bucket. Este trabaja en una fábrica de pasta dentífrica y gana muy poco. Las únicas comidas que podían permitirse eran pan, margarina, patatas y repollo. Y por desgracia para Charlie estas no eran precisamente sus comidas preferidas. Lo que a él más le gustaba era el chocolate, pero debido a la situación económica de su familia, tan solo podía comer esto una vez al año, en su cumpleaños y era una gran tortura pasar todos los días por delante de la fábrica más grande del mundo y que producía más chocolate que ninguna otra fábrica y saber que faltaba mucho tiempo para poder probar un poco de chocolate.
2 - La Fábrica del señor Willy Wonka
Como todas las noches después de cenar, Charlie fue a visitar a sus abuelos. Todas las noches que Charlie visitaba a ellos, estos le contaban siempre algo. Esa noche le contaron que Willy Wonka, el dueño de la gran fábrica de chocolate era muy inteligente y famoso. Además Charlie pudo saber gracias a sus abuelos que el señor Willy Wonka había inventado más de doscientos nuevos clases de chocolatinas y que sus productos llegaban a todos los países del mundo. Además comenzaron a contarle la historia del príncipe indio.
3 - El señor Wonka y el príncipe indio
La historia era que el príncipe Pondicherry le escribió una carta al señor Wonka, dónde le pedía que le construyese un palacio hecho enteramente de chocolate. Este le construyó el palacio hecho todo por completo de chocolate y le advirtió al príncipe que se comiera el palacio antes de que se derritiera. Pero el príncipe Pondicherry no le hizo caso y un día se despertó nadando en un mar de chocolate.
Charlie preguntó se le estaba tomando el pelo a su abuelo, y este empezó a contarle que nadie sale nunca de la fábrica, y nadie entra, Nadie sabe que obreros trabajan ahí, ni si quiera si estos son hombres normales.
Charlie estaba muy atento a lo que le contaban sus abuelos pero su madre lo mandó a la cama.
4 - Los obreros secretos
La noche siguiente su abuelo Joe prosiguió contándole, que no hace mucho tiempo había miles de personas trabajando pero el señor Willy Wonka los tuvo que despedir a todos porque otros fabricantes de chocolate estaban mandando espías que se hacían pasar por obreros. Y cerró la fábrica encadenando las puertas. Pero meses después ocurrió algo alucinante, la fábrica comenzó a funcionar de nuevo y nadie sabía que obreros había en ella. Pero algo más alucinante es que había sombras en las ventanas de la fábrica y nadie había entrado. Y nadie había visto al señor Willy Wonka. Lo único que sale de la fábrica son chocolatinas y caramelos que salen por una puerta en la pared, empaquetados y con su dirección escrita, y son recogidos por camiones de Correos.
El señor Bucket llegó entusiasmado, predicando lo que los titulares decían. “La fábrica Wonka se abrirá por fin para unos pocos afortunados”.
1 - Aquí viene Charlie
Charlie es un niño de una familia pobre. Vive en un apequeña casa a las afueras de una gran ciudad con su madre, su padre, sus abuelos paternos llamados Joe y Josephine y sus abuelos maternos llamados George y Georgina.
El único en la familia que trabaja es el señor Bucket. Este trabaja en una fábrica de pasta dentífrica y gana muy poco. Las únicas comidas que podían permitirse eran pan, margarina, patatas y repollo. Y por desgracia para Charlie estas no eran precisamente sus comidas preferidas. Lo que a él más le gustaba era el chocolate, pero debido a la situación económica de su familia, tan solo podía comer esto una vez al año, en su cumpleaños y era una gran tortura pasar todos los días por delante de la fábrica más grande del mundo y que producía más chocolate que ninguna otra fábrica y saber que faltaba mucho tiempo para poder probar un poco de chocolate.
2 - La Fábrica del señor Willy Wonka
Como todas las noches después de cenar, Charlie fue a visitar a sus abuelos. Todas las noches que Charlie visitaba a ellos, estos le contaban siempre algo. Esa noche le contaron que Willy Wonka, el dueño de la gran fábrica de chocolate era muy inteligente y famoso. Además Charlie pudo saber gracias a sus abuelos que el señor Willy Wonka había inventado más de doscientos nuevos clases de chocolatinas y que sus productos llegaban a todos los países del mundo. Además comenzaron a contarle la historia del príncipe indio.
3 - El señor Wonka y el príncipe indio
La historia era que el príncipe Pondicherry le escribió una carta al señor Wonka, dónde le pedía que le construyese un palacio hecho enteramente de chocolate. Este le construyó el palacio hecho todo por completo de chocolate y le advirtió al príncipe que se comiera el palacio antes de que se derritiera. Pero el príncipe Pondicherry no le hizo caso y un día se despertó nadando en un mar de chocolate.
Charlie preguntó se le estaba tomando el pelo a su abuelo, y este empezó a contarle que nadie sale nunca de la fábrica, y nadie entra, Nadie sabe que obreros trabajan ahí, ni si quiera si estos son hombres normales.
Charlie estaba muy atento a lo que le contaban sus abuelos pero su madre lo mandó a la cama.
4 - Los obreros secretos
La noche siguiente su abuelo Joe prosiguió contándole, que no hace mucho tiempo había miles de personas trabajando pero el señor Willy Wonka los tuvo que despedir a todos porque otros fabricantes de chocolate estaban mandando espías que se hacían pasar por obreros. Y cerró la fábrica encadenando las puertas. Pero meses después ocurrió algo alucinante, la fábrica comenzó a funcionar de nuevo y nadie sabía que obreros había en ella. Pero algo más alucinante es que había sombras en las ventanas de la fábrica y nadie había entrado. Y nadie había visto al señor Willy Wonka. Lo único que sale de la fábrica son chocolatinas y caramelos que salen por una puerta en la pared, empaquetados y con su dirección escrita, y son recogidos por camiones de Correos.
El señor Bucket llegó entusiasmado, predicando lo que los titulares decían. “La fábrica Wonka se abrirá por fin para unos pocos afortunados”.