Alguien me puede dar un ejemplo de soneto creado por ti
alessalin¿Cómo era, Dios mío, cómo era? A ¡Oh corazón falaz, mente indecisa! B ¿Era como el pasaje de la brisa? B ¿Como la huida de la primavera? A
Tan leve, tan voluble, tan ligera A cual estival villano… ¡Sí! Imprecisa B como sonrisa que se pierde en risa… B ¡Vana en el aire, igual que una bandera! A
¡Bandera, sonreír, vilano, alada C primavera de junio, brisa pura… D ¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste! E
Todo tu cambiar trocose en nada C ¡memoria, ciega abeja de amargura! D ¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste! E
Juan Ramón Jiménez, Retorno Fugaz Mientras por competir con tu cabello, A oro bruñido al sol relumbra en vano; B mientras con menosprecio en medio el llano B mira tu blanca frente el lilio bello; A
mientras a cada labio, por cogello. A siguen más ojos que al clavel temprano; B y mientras triunfa con desdén lozano B del luciente cristal tu gentil cuello: A
goza cuello, cabello, labio y frente, C antes que lo que fue en tu edad dorada D oro, lilio, clavel, cristal luciente, C
no sólo en plata o vïola troncada D se vuelva, mas tú y ello juntamente C en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. D
Luís de Góngora, Mientras por competirNo sé. Sólo me llega, en el venero A de tus ojos, la lóbrega noticia B de dios; sólo en tus labios, la caricia B de un mundo en mies, de un celestial granero. A
¿Eres limpio cristal, o ventisquero A destructor? No, no sé… De esta delicia, B yo sólo sé su cósmica avaricia, B el sideral latir con que te quiero. A
yo no sé si eres muerte o eres vida, C si toco rosa en ti, si toco estrella, D si llamo a Dios o a ti cuando te llamo. E
Junco en el agua o sorda piedra herida, C sólo sé que la tarde es ancha y bella, D sólo sé que soy hombre y que te amo. E
Damaso Alonso, Ciencia de AmorYo sé que ver y oír a un triste enfada A cuando se viene y va de la alegría B como un mar meridiano a una bahía, B a una región esquiva y desolada. A
Lo que he sufrido y nada todo es nada A para lo que me queda todavía B que sufrir, el rigor de esta agonía B de andar de este cuchillo a aquella espada. A
Me callaré, me apartaré si puedo C con mi constante pena, instante, plena, D a donde ni has de oírme ni he de verte. E
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo, C pero me voy, desierto y sin arena: D adiós, amor, adiós, hasta la muerte. E
Miguel Hernández, El rayo que no cesaCerrar podrá mis ojos la postrera A sombra que me llevare el blanco día, B y podrá desatar esta alma mía B hora a su afán ansioso lisonjera; A
mas no, desotra parte, en la ribera, A dejará la memoria, en donde ardía: B nadar sabe mi llama el agua fría, B y perder el respeto a ley severa. A
Alma a quien todo un dios prisión ha sido, C venas que humor a tanto fuego han dado, D médulas que han gloriosamente ardido, C
su cuerpo dejarán, no su cuidado; D serán ceniza, más tendrán sentido, C polvo serán, más polvo enamorado. D
Francisco de Quevedo, Poema de AmorIlustre y hermosísima María, A Mientras se dejan ver a cualquier hora B En tus mejillas la rosada aurora, B Febo en tus ojos, y en tu frente el día, A
Y mientras con gentil descortesía A Mueve el viento la hebra voladora B Que la Arabia en sus venas atesora B Y el rico Tajo en sus arenas cría; A
Antes que de la edad Febo eclipsado, C Y el claro día vuelto en noche obscura, D Huya la aurora del mortal nublado; C
Antes que lo que hoy es rubio tesoro E Venza a la blanca nieve su blancura, D Goza, goza el color, la luz, el oro. E
¡Oh corazón falaz, mente indecisa! B
¿Era como el pasaje de la brisa? B
¿Como la huida de la primavera? A
Tan leve, tan voluble, tan ligera A
cual estival villano… ¡Sí! Imprecisa B
como sonrisa que se pierde en risa… B
¡Vana en el aire, igual que una bandera! A
¡Bandera, sonreír, vilano, alada C
primavera de junio, brisa pura… D
¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste! E
Todo tu cambiar trocose en nada C
¡memoria, ciega abeja de amargura! D
¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste! E
Juan Ramón Jiménez, Retorno Fugaz Mientras por competir con tu cabello, A
oro bruñido al sol relumbra en vano; B
mientras con menosprecio en medio el llano B
mira tu blanca frente el lilio bello; A
mientras a cada labio, por cogello. A
siguen más ojos que al clavel temprano; B
y mientras triunfa con desdén lozano B
del luciente cristal tu gentil cuello: A
goza cuello, cabello, labio y frente, C
antes que lo que fue en tu edad dorada D
oro, lilio, clavel, cristal luciente, C
no sólo en plata o vïola troncada D
se vuelva, mas tú y ello juntamente C
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. D
Luís de Góngora, Mientras por competirNo sé. Sólo me llega, en el venero A
de tus ojos, la lóbrega noticia B
de dios; sólo en tus labios, la caricia B
de un mundo en mies, de un celestial granero. A
¿Eres limpio cristal, o ventisquero A
destructor? No, no sé… De esta delicia, B
yo sólo sé su cósmica avaricia, B
el sideral latir con que te quiero. A
yo no sé si eres muerte o eres vida, C
si toco rosa en ti, si toco estrella, D
si llamo a Dios o a ti cuando te llamo. E
Junco en el agua o sorda piedra herida, C
sólo sé que la tarde es ancha y bella, D
sólo sé que soy hombre y que te amo. E
Damaso Alonso, Ciencia de AmorYo sé que ver y oír a un triste enfada A
cuando se viene y va de la alegría B
como un mar meridiano a una bahía, B
a una región esquiva y desolada. A
Lo que he sufrido y nada todo es nada A
para lo que me queda todavía B
que sufrir, el rigor de esta agonía B
de andar de este cuchillo a aquella espada. A
Me callaré, me apartaré si puedo C
con mi constante pena, instante, plena, D
a donde ni has de oírme ni he de verte. E
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo, C
pero me voy, desierto y sin arena: D
adiós, amor, adiós, hasta la muerte. E
Miguel Hernández, El rayo que no cesaCerrar podrá mis ojos la postrera A
sombra que me llevare el blanco día, B
y podrá desatar esta alma mía B
hora a su afán ansioso lisonjera; A
mas no, desotra parte, en la ribera, A
dejará la memoria, en donde ardía: B
nadar sabe mi llama el agua fría, B
y perder el respeto a ley severa. A
Alma a quien todo un dios prisión ha sido, C
venas que humor a tanto fuego han dado, D
médulas que han gloriosamente ardido, C
su cuerpo dejarán, no su cuidado; D
serán ceniza, más tendrán sentido, C
polvo serán, más polvo enamorado. D
Francisco de Quevedo, Poema de AmorIlustre y hermosísima María, A
Mientras se dejan ver a cualquier hora B
En tus mejillas la rosada aurora, B
Febo en tus ojos, y en tu frente el día, A
Y mientras con gentil descortesía A
Mueve el viento la hebra voladora B
Que la Arabia en sus venas atesora B
Y el rico Tajo en sus arenas cría; A
Antes que de la edad Febo eclipsado, C
Y el claro día vuelto en noche obscura, D
Huya la aurora del mortal nublado; C
Antes que lo que hoy es rubio tesoro E
Venza a la blanca nieve su blancura, D
Goza, goza el color, la luz, el oro. E