A propósito del 70º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿sabías que no existe una declaración universal de los derechos de los adultos mayores, como sí la hay en el caso de los niños y de los pueblos indígenas? Lo que sí existe en las Naciones Unidas es un espacio de discusión formal sobre cuáles son los derechos más relevantes para esta población.
En un inicio, el tema de los adultos mayores parecía que concernía solamente a algunos países desarrollados. En 1991, cuando se adoptaron los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad, solamente el 7% de la población en América Latina y el Caribe tenía 60 años o más. En 2010, cuando se estableció el grupo de trabajo permanente sobre envejecimiento de la ONU, esa cifra aumentó al 10%. Pero el panorama cambiará pronto para la región. En las próximas décadas se espera que el crecimiento de la población adulta mayor se acelere, de manera que para 2050 uno de cada cuatro habitantes de la región será adulto mayor. Para tener una referencia, en solo 35 años la estructura de la población de la región cambiará, esto tomó a Europa 65 años, es decir, casi el doble del tiempo.
Autonomía vs. dependencia
Las Naciones Unidas ha reconocido que hacen falta esfuerzos específicos para mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, incluyendo el acceso a los servicios de salud y de atención a la dependencia. Este último punto es particularmente relevante, pues los adultos mayores son más propensos que otras poblaciones a requerir de apoyo para realizar tareas básicas que la mayoría consideramos como algo muy cotidiano y personal. Esto incluye, por ejemplo, tomar decisiones sobre las finanzas personales o el tratamiento médico a recibir o realizar actividades sumamente privadas como utilizar el baño y ducharse. De acuerdo a estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 11% de las personas adultas mayores (60+) en América Latina y el Caribe tiene dificultad para realizar al menos alguna de esas actividades. Dicha proporción aumenta considerablemente en los grupos de mayor edad y afecta más a las mujeres que a los hombres.
La discusión técnica más reciente del grupo de trabajo sobre envejecimiento abordó, entre otras, el papel de la autonomía en los servicios de apoyo a la dependencia. Entendió la autonomía como la habilidad de elegir y tomar decisiones de acuerdo con la conciencia, los valores, la voluntad y las preferencias propias.
Respuesta:
? :v
Explicación paso a paso:
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A propósito del 70º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿sabías que no existe una declaración universal de los derechos de los adultos mayores, como sí la hay en el caso de los niños y de los pueblos indígenas? Lo que sí existe en las Naciones Unidas es un espacio de discusión formal sobre cuáles son los derechos más relevantes para esta población.
En un inicio, el tema de los adultos mayores parecía que concernía solamente a algunos países desarrollados. En 1991, cuando se adoptaron los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad, solamente el 7% de la población en América Latina y el Caribe tenía 60 años o más. En 2010, cuando se estableció el grupo de trabajo permanente sobre envejecimiento de la ONU, esa cifra aumentó al 10%. Pero el panorama cambiará pronto para la región. En las próximas décadas se espera que el crecimiento de la población adulta mayor se acelere, de manera que para 2050 uno de cada cuatro habitantes de la región será adulto mayor. Para tener una referencia, en solo 35 años la estructura de la población de la región cambiará, esto tomó a Europa 65 años, es decir, casi el doble del tiempo.
Autonomía vs. dependencia
Las Naciones Unidas ha reconocido que hacen falta esfuerzos específicos para mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, incluyendo el acceso a los servicios de salud y de atención a la dependencia. Este último punto es particularmente relevante, pues los adultos mayores son más propensos que otras poblaciones a requerir de apoyo para realizar tareas básicas que la mayoría consideramos como algo muy cotidiano y personal. Esto incluye, por ejemplo, tomar decisiones sobre las finanzas personales o el tratamiento médico a recibir o realizar actividades sumamente privadas como utilizar el baño y ducharse. De acuerdo a estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 11% de las personas adultas mayores (60+) en América Latina y el Caribe tiene dificultad para realizar al menos alguna de esas actividades. Dicha proporción aumenta considerablemente en los grupos de mayor edad y afecta más a las mujeres que a los hombres.
La discusión técnica más reciente del grupo de trabajo sobre envejecimiento abordó, entre otras, el papel de la autonomía en los servicios de apoyo a la dependencia. Entendió la autonomía como la habilidad de elegir y tomar decisiones de acuerdo con la conciencia, los valores, la voluntad y las preferencias propias.
Explicación paso a paso: