John Stephen Akhwari: el héroe cívico de la carrera de maratón
EFEGustavo Borges México24 jun. 2018
John Stephen Akhwari: el héroe cívico de la carrera de maratón
John Stephen Akhwari: el héroe cívico de la carrera de maratón
Menéame
Al militar etíope Mamo Wolde lo adoraron como un semidiós al ganar el maratón de los Juegos Olímpicos de México 1968, pero fue el tanzano John Stephen Akhwari el acreedor del título inexistente de héroe cívico de la carrera al superarse a sí mismo y llegar a la meta en el lugar 57, el último.
Antes de llegar a la mitad, Akhwari sufrió calambres, cayó al suelo y se lastimó una rodilla. Los médicos le ordenaron abandonar pero el africano asumió que en el maratón, como en la vida, solo pierde quien se rinde.
Una de las imágenes más hermosas de los Juegos Olímpicos que este año celebran medio siglo fue la de un sudado Akhwari en las cercanías del Estadio Olímpico empeñado en seguir con la rodilla vendada por una ruta alumbrada por las luces de unas motos de patrulla. A veces caminó, otras hizo muecas de dolor mas no se detuvo.
La carrera transcurrió a 2.240 sobre el mar, con 23 por ciento de oxígeno menos de lo normal y el cuerpo de Akhwari fue uno de los grandes damnificados. Otra cosa aconteció con su espíritu, que decidió no detenerse hasta llegar a la meta.
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Edición AméricaMéxico
50 ANIVERSARIO MÉXICO'68
John Stephen Akhwari: el héroe cívico de la carrera de maratón
EFEGustavo Borges México24 jun. 2018
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John Stephen Akhwari: el héroe cívico de la carrera de maratón
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Al militar etíope Mamo Wolde lo adoraron como un semidiós al ganar el maratón de los Juegos Olímpicos de México 1968, pero fue el tanzano John Stephen Akhwari el acreedor del título inexistente de héroe cívico de la carrera al superarse a sí mismo y llegar a la meta en el lugar 57, el último.
Antes de llegar a la mitad, Akhwari sufrió calambres, cayó al suelo y se lastimó una rodilla. Los médicos le ordenaron abandonar pero el africano asumió que en el maratón, como en la vida, solo pierde quien se rinde.
Una de las imágenes más hermosas de los Juegos Olímpicos que este año celebran medio siglo fue la de un sudado Akhwari en las cercanías del Estadio Olímpico empeñado en seguir con la rodilla vendada por una ruta alumbrada por las luces de unas motos de patrulla. A veces caminó, otras hizo muecas de dolor mas no se detuvo.
La carrera transcurrió a 2.240 sobre el mar, con 23 por ciento de oxígeno menos de lo normal y el cuerpo de Akhwari fue uno de los grandes damnificados. Otra cosa aconteció con su espíritu, que decidió no detenerse hasta llegar a la meta.