l estudio de la estructura dramática no puede separarse de los géneros, ni de las unidades dramáticas, ni de los estilos, que se consideran en otros temas. Pero de forma genérica hay que recordar que la estructura de la obra dramática es distinta de la del cuento y de la del poema. Esto es capital en la elección de una obra dramática para representar. En el teatro infantil, sobre todo.
Puede suceder que la historia contenida en el texto sea excelente, interesante y que guste por sí misma a los niños. Pero si no está adecuadamente vaciada en el molde dramático, constituirá, sin duda, un mal texto, y como tal debe ser desechado.
Sucede esto a menudo entre versiones dramáticas de cuentos y adaptaciones realizadas por quienes desconocen las características del texto dramático, las exigencias de la puesta en escena y la carpintería teatral. No basta con que al niño le guste lo que se representa para él. Si queremos educarlo de verdad, hemos de dar al cómo se representa toda la importancia que tiene. Tan convencido está de esto Georges JEAN que rechaza muchas adaptaciones de cuentos que «sólo permiten a los niños el lamentable ejercicio de muecas pueriles». Para evitar este riesgo prefiere que en su dramatización se interpreten los personajes por medio de marionetas o sombras chinescas. Por supuesto que existen excelentes versiones y recreaciones dramáticas de cuentos, pero no todas las que se presentan como tales merecen el esfuerzo de su puesta en escena.
Respuesta:
l estudio de la estructura dramática no puede separarse de los géneros, ni de las unidades dramáticas, ni de los estilos, que se consideran en otros temas. Pero de forma genérica hay que recordar que la estructura de la obra dramática es distinta de la del cuento y de la del poema. Esto es capital en la elección de una obra dramática para representar. En el teatro infantil, sobre todo. Puede suceder que la historia contenida en el texto sea excelente, interesante y que guste por sí misma a los niños. Pero si no está adecuadamente vaciada en el molde dramático, constituirá, sin duda, un mal texto, y como tal debe ser desechado. Sucede esto a menudo entre versiones dramáticas de cuentos y adaptaciones realizadas por quienes desconocen las características del texto dramático, las exigencias de la puesta en escena y la carpintería teatral. No basta con que al niño le guste lo que se representa para él. Si queremos educarlo de verdad, hemos de dar al cómo se representa toda la importancia que tiene. Tan convencido está de esto Georges JEAN que rechaza muchas adaptaciones de cuentos que «sólo permiten a los niños el lamentable ejercicio de muecas pueriles». Para evitar este riesgo prefiere que en su dramatización se interpreten los personajes por medio de marionetas o sombras chinescas. Por supuesto que existen excelentes versiones y recreaciones dramáticas de cuentos, pero no todas las que se presentan como tales merecen el esfuerzo de su puesta en escena.
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