El hablar a volumen bajo y mantener en silencio los celulares, es una de las reglas básicas de cualquier museo. ¿A quién no le ha tocado una persona que habla muy fuerte o que en plena película se pone a contestar el teléfono? Ir a un museo es una experiencia similar, es como ir al cine o al teatro. Si vas con amigos o con tu familia, sólo trata de no alzar mucho la voz.
No usar flash
Aunque sé que a todos nos encantaría poder tomarnos una selfie con el fondo de la pintura que nos encantó, no usar flash sigue siendo una de las restricciones más importantes en los museos, pero no crean que es por mala onda. Resulta que el calor que emite el flash de las cámaras y celulares podría dañar las piezas más de lo que nos imaginamos, sobre todo las pinturas y los dibujos.
Cada segmento de pintura está compuesto por partículas muy pequeñas y cuando éstas se ven expuestas al calor, se rompen, y aunque a simple vista no nos percatamos del daño, si lo viéramos con lupa y luz ultravioleta o infrarroja podríamos ver diminutos puntos blancos, que son los huecos de las partículas faltantes.
No tocar
Seguramente todos hemos querido tocar y hasta abrazar una escultura, pero la razón por la que no podemos hacerlo es para evitar cualquier daño a la pieza. Nuestras manos por muy limpias que estén, sueltan grasa corporal y sería terrible que ésta se le impregnara a la pieza.
Es por esto que incluso los museos evitan vender comida cerca de las salas, ya que la misma grasa evaporada podría pegarse a las piezas. Otro dato curioso es que siempre que una obra sale o llega a un lugar, varios especialistas le realizan dictámenes, y si la pieza no llegara a su destino tal cual se prestó, sería un problema muy grave.
Cantidad de personas por sala
Esta regla suele utilizarse sobre todo para exposiciones con gran afluencia de visitantes. Las razones son dos: la primera es por cuidado y conservación de las obras, imagínate estar con 300 personas en una pequeña sala y que por la falta de espacio, algunas de las piezas pudiera caerse o dañarse, sin duda eso es algo que nadie quisiera vivir.
El otro motivo es por la temperatura en la que deben mantenerse las obras, ya que al tener tanta gente en una sala hace que la humedad y el calor aumente, de hecho es por esto que siempre los museos son más fríos.
Buena actitud
Por último, tener una buena actitud es sin duda una norma básica, ya que seguramente tendrás que formarte aunque sea un poco y caminar mucho. Llevar ropa y calzado cómodo hará que mejore tu experiencia en los museos. Revisa la página de internet o la cartelera con horarios del museo que visitarás, eso podrá evitarte malos ratos.
El hablar a volumen bajo y mantener en silencio los celulares, es una de las reglas básicas de cualquier museo. ¿A quién no le ha tocado una persona que habla muy fuerte o que en plena película se pone a contestar el teléfono? Ir a un museo es una experiencia similar, es como ir al cine o al teatro. Si vas con amigos o con tu familia, sólo trata de no alzar mucho la voz.
No usar flashAunque sé que a todos nos encantaría poder tomarnos una selfie con el fondo de la pintura que nos encantó, no usar flash sigue siendo una de las restricciones más importantes en los museos, pero no crean que es por mala onda. Resulta que el calor que emite el flash de las cámaras y celulares podría dañar las piezas más de lo que nos imaginamos, sobre todo las pinturas y los dibujos.
Cada segmento de pintura está compuesto por partículas muy pequeñas y cuando éstas se ven expuestas al calor, se rompen, y aunque a simple vista no nos percatamos del daño, si lo viéramos con lupa y luz ultravioleta o infrarroja podríamos ver diminutos puntos blancos, que son los huecos de las partículas faltantes.
No tocarSeguramente todos hemos querido tocar y hasta abrazar una escultura, pero la razón por la que no podemos hacerlo es para evitar cualquier daño a la pieza. Nuestras manos por muy limpias que estén, sueltan grasa corporal y sería terrible que ésta se le impregnara a la pieza.
Es por esto que incluso los museos evitan vender comida cerca de las salas, ya que la misma grasa evaporada podría pegarse a las piezas. Otro dato curioso es que siempre que una obra sale o llega a un lugar, varios especialistas le realizan dictámenes, y si la pieza no llegara a su destino tal cual se prestó, sería un problema muy grave.
Cantidad de personas por salaEsta regla suele utilizarse sobre todo para exposiciones con gran afluencia de visitantes. Las razones son dos: la primera es por cuidado y conservación de las obras, imagínate estar con 300 personas en una pequeña sala y que por la falta de espacio, algunas de las piezas pudiera caerse o dañarse, sin duda eso es algo que nadie quisiera vivir.
El otro motivo es por la temperatura en la que deben mantenerse las obras, ya que al tener tanta gente en una sala hace que la humedad y el calor aumente, de hecho es por esto que siempre los museos son más fríos.
Buena actitudPor último, tener una buena actitud es sin duda una norma básica, ya que seguramente tendrás que formarte aunque sea un poco y caminar mucho. Llevar ropa y calzado cómodo hará que mejore tu experiencia en los museos. Revisa la página de internet o la cartelera con horarios del museo que visitarás, eso podrá evitarte malos ratos.