1. Evolución. Emerge la complejidad. ¿Cómo se origina toda esta rica variedad de seres vivos? Lamarck (1744-1829) creyó haber dado con la clave. La pobreza y la enfermedad le acompañaron toda la vida, pero fue el fundador de la biología de los invertebrados (término acuñado por él) e intentó encontrar una explicación de la existencia de las especies. La chispa de Darwin se encendió el 28 de septiembre de 1838, mientras pensaba sobre la amplia información que había reunido en su viaje en el "Beagle", que duró cinco años. Leía, por entretenimiento, el Ensayo sobre el principio de la población, de Malthus. Después se pasó 20 años reflexionando y el 1 de julio de 1858 salió a la luz, y el informe se publicó en noviembre de 1859.
La selección natural es una idea sencillísima, pero su aplicación es muy complicada. El "éxito" en este campo es algo más que mera supervivencia. Es también la capacidad de seguir reproduciéndose. Este principio se halla en el origen de la desafortunada y tan malinterpretada expresión "la supervivencia del más fuerte", acuñada por Herbet Spencer en 1862. Cuando se considera la selección natural, hay que recordar que se trata de un proceso totalmente localizado en el espacio y en el tiempo. Está implicada por completo en el presente y carece en absoluto de previsión.
2. ADN. La racionalización de la biología. La gran idea es aquí "La herencia está codificada en el ADN". Cada uno de nosotros en cien billones de seres, aproximadamente. Cada una de nuestras células (y rondan el centenar de millones), la mayoría tan distintas que hacen falta doscientas para llenar el punto de esta i contiene una plantilla de todo nuestro cuerpo. En principio (una expresión siempre peligrosamente sospechosa) si descomponemos un cuerpo en sus cien billones de células, podría engendrar cien billones de personas, y si volvemos a separar todas esas personas una vez más, podrían convertirse en unos cien billones y pronto usted y sus clones dominarían por completo todo el universo. Por suerte, hay limitaciones físicas y biológicas que hacen imposible esta fantasía. Pero la mera posibilidad de imaginarla sugiere que nuestros conocimientos sobre la naturaleza celular de la vida han alcanzado cotas sin precedentes.
El autor de este libro se formula dos preguntas para desvelar el misterio del cromosoma. ¿De que está hecha la herencia? ¿Qué es la encarnación física de la información genética? La idea de que una sustancia química lleva codificada la información hereditaria había surgido en el siglo XIX. Una vez aceptado, a partir de 1902, aproximadamente, que las proteína son largas moléculas fibrosas, se vivió un entusiasmo generalizado ante la idea de que las proteínas llevaban codificada la información genética, con distintas secuencias de aminoácidos que transmiten mensajes diferentes de una generación a la siguiente.
3. Energía. La universalización de la contabilidad. La energía no ha dejado de ser un aspecto del discurso literario, pero hoy cuenta con una vida nueva, rica y claramente delimitada dentro de la ciencia. Thomas Young (1773-1829) afirmó que el término energía podía aplicarse al producto de la masa o peso de un cuerpo por el cuadrado del número que expresa su velocidad. La observación era incompleta, pero abría un camino fascinante para entender la interpretación actual del concepto de energía y su gran importancia de su conservación. El trabajo, por ejemplo, es energía transferida de tal manera que, al menos en principio, esta energía pueda utilizarse para levantar un peso, o, en términos generales, para mover un objeto.
4. La entropía. El resorte del cambio. La gran idea es que todo cambio es consecuencia de la caída sin finalidad de la energía y la materia en el desorden. Por ello, C.P. Snow pudo afirmar que "desconocer la Segunda Ley de la termodinámica es como no haber leído nunca una obra de Shakespeare". Una pregunta que cualquiera podría olvidarse de plantear es por qué pasan la cosas. El profesor Atkins, en el libro que glosamos, dice que al buscar la respuesta a esta pregunta podemos llegar a una comprensión absoluta. La respuesta a la interrogación sobre el origen del cambio está en un campo científico llamado termodinámica, y que es el estudio de las transformaciones de la energía, en concreto del calor en trabajo.
5. Átomos. La reducción de la materia. La gran idea: que la materia es atómica. La ciencia tardó en captar la matemática de la materia que en entender el movimiento de esta materia. La naturaleza de lo tangible era más escurridiza que el movimiento de la tangible en el espacio, ya que si bien fácil adjudicar números a las diversas posiciones en el espacio y en el tiempo, no se tenía aún la más remota idea de cómo adjudicar números a la materia. ¿A decir verdad, los números afectaban siquiera en algo a las propiedades comúnmente consideradas químicas? ¿Acaso la naturaleza de la materia iba a ser eternamente una mera cuestión de especulación?
1. Evolución. Emerge la complejidad. ¿Cómo se origina toda esta rica variedad de seres vivos? Lamarck (1744-1829) creyó haber dado con la clave. La pobreza y la enfermedad le acompañaron toda la vida, pero fue el fundador de la biología de los invertebrados (término acuñado por él) e intentó encontrar una explicación de la existencia de las especies. La chispa de Darwin se encendió el 28 de septiembre de 1838, mientras pensaba sobre la amplia información que había reunido en su viaje en el "Beagle", que duró cinco años. Leía, por entretenimiento, el Ensayo sobre el principio de la población, de Malthus. Después se pasó 20 años reflexionando y el 1 de julio de 1858 salió a la luz, y el informe se publicó en noviembre de 1859.
La selección natural es una idea sencillísima, pero su aplicación es muy complicada. El "éxito" en este campo es algo más que mera supervivencia. Es también la capacidad de seguir reproduciéndose. Este principio se halla en el origen de la desafortunada y tan malinterpretada expresión "la supervivencia del más fuerte", acuñada por Herbet Spencer en 1862. Cuando se considera la selección natural, hay que recordar que se trata de un proceso totalmente localizado en el espacio y en el tiempo. Está implicada por completo en el presente y carece en absoluto de previsión.
2. ADN. La racionalización de la biología. La gran idea es aquí "La herencia está codificada en el ADN". Cada uno de nosotros en cien billones de seres, aproximadamente. Cada una de nuestras células (y rondan el centenar de millones), la mayoría tan distintas que hacen falta doscientas para llenar el punto de esta i contiene una plantilla de todo nuestro cuerpo. En principio (una expresión siempre peligrosamente sospechosa) si descomponemos un cuerpo en sus cien billones de células, podría engendrar cien billones de personas, y si volvemos a separar todas esas personas una vez más, podrían convertirse en unos cien billones y pronto usted y sus clones dominarían por completo todo el universo. Por suerte, hay limitaciones físicas y biológicas que hacen imposible esta fantasía. Pero la mera posibilidad de imaginarla sugiere que nuestros conocimientos sobre la naturaleza celular de la vida han alcanzado cotas sin precedentes.
El autor de este libro se formula dos preguntas para desvelar el misterio del cromosoma. ¿De que está hecha la herencia? ¿Qué es la encarnación física de la información genética? La idea de que una sustancia química lleva codificada la información hereditaria había surgido en el siglo XIX. Una vez aceptado, a partir de 1902, aproximadamente, que las proteína son largas moléculas fibrosas, se vivió un entusiasmo generalizado ante la idea de que las proteínas llevaban codificada la información genética, con distintas secuencias de aminoácidos que transmiten mensajes diferentes de una generación a la siguiente.
3. Energía. La universalización de la contabilidad. La energía no ha dejado de ser un aspecto del discurso literario, pero hoy cuenta con una vida nueva, rica y claramente delimitada dentro de la ciencia. Thomas Young (1773-1829) afirmó que el término energía podía aplicarse al producto de la masa o peso de un cuerpo por el cuadrado del número que expresa su velocidad. La observación era incompleta, pero abría un camino fascinante para entender la interpretación actual del concepto de energía y su gran importancia de su conservación. El trabajo, por ejemplo, es energía transferida de tal manera que, al menos en principio, esta energía pueda utilizarse para levantar un peso, o, en términos generales, para mover un objeto.
4. La entropía. El resorte del cambio. La gran idea es que todo cambio es consecuencia de la caída sin finalidad de la energía y la materia en el desorden. Por ello, C.P. Snow pudo afirmar que "desconocer la Segunda Ley de la termodinámica es como no haber leído nunca una obra de Shakespeare". Una pregunta que cualquiera podría olvidarse de plantear es por qué pasan la cosas. El profesor Atkins, en el libro que glosamos, dice que al buscar la respuesta a esta pregunta podemos llegar a una comprensión absoluta. La respuesta a la interrogación sobre el origen del cambio está en un campo científico llamado termodinámica, y que es el estudio de las transformaciones de la energía, en concreto del calor en trabajo.
5. Átomos. La reducción de la materia. La gran idea: que la materia es atómica. La ciencia tardó en captar la matemática de la materia que en entender el movimiento de esta materia. La naturaleza de lo tangible era más escurridiza que el movimiento de la tangible en el espacio, ya que si bien fácil adjudicar números a las diversas posiciones en el espacio y en el tiempo, no se tenía aún la más remota idea de cómo adjudicar números a la materia. ¿A decir verdad, los números afectaban siquiera en algo a las propiedades comúnmente consideradas químicas? ¿Acaso la naturaleza de la materia iba a ser eternamente una mera cuestión de especulación?
ESPERO QUE ESTO TE SIRVA