1 Libérate de las distracciones. Antes de poder concentrarte en Dios, debes liberarte de todas las cosas mundanas que te distraen de tu relación con Dios. Es posible que estas distracciones no sean “pecados” per se, pero incluyen cualquier cosa a la que le des prioridad sobre Dios, consciente o inconscientemente. Piensa nuevamente sobre cómo se siente caminar con un amigo. Si tu amigo pasara todo el tiempo concentrado en su teléfono celular en lugar de interactuar contigo, la caminata no sería placentera y no podrían caminar "juntos" en un nivel significativo. De igual manera, las distracciones en las que te concentras en lugar de hacerlo en Dios pueden evitar que realmente camines con Él. Los pecados a los que te aferras constituyen una obvia distracción, pero no son lo único de lo que debes cuidarte. Incluso las cosas que te benefician pueden convertirse en distracciones dañinas si no tienes cuidado. Por ejemplo, trabajar duro y ganar dinero para mantener a tu familia es algo bueno. Sin embargo, si te obsesionas con el trabajo y el dinero al punto de que descuidas a tu familia y a tu relación con Dios, has permitido que estas actividades se conviertan en una distracción.
2 Lee las escrituras.[3] El cristianismo sostiene que la Biblia es la palabra de Dios. Quizás no te dé instrucciones específicas con respecto a la dirección que tu vida ha tomado, pero sí presenta un buen ejemplo de lo que Dios quiere para la humanidad y de lo que espera de ella. Dios nunca le pediría a alguien que haga algo contrario a las escrituras, por lo tanto, tener un entendimiento completo de lo que la Biblia dice puede guiarte lejos de los errores dañinos.
3 Ora. La oración le permite al creyente permanecer en una conexión íntima y personal con Dios. Las oraciones de agradecimiento, alabanza y súplica tienen el lugar que les corresponde. Lo importante es decir lo que llevas en el corazón. Piensa nuevamente en cómo te comportas cuando caminas con un amigo. Algunas veces caminarán en silencio, pero más a menudo conversarán, reirán y llorarán juntos. La oración es lo que le permite al creyente hablar, reír y llorar junto con Dios.
4 Medita. La meditación puede ser un concepto difícil de comprender, pero, en esencia, significa pasar tiempo con Dios en su presencia pensando en sus obras. Por lo general, la meditación moderna implica ejercicios de respiración profunda, mantras y ejercicios para despejar la mente. Si bien estas prácticas, por sí solas, no tienen el mismo significado que la meditación espiritual, muchos creyentes aún consideran que son una buena manera de despejar la mente de distracciones para que puedan concentrarse más plenamente en Dios. Si las prácticas de meditación convencional no funcionan bien para ti, simplemente haz lo que esté en tu poder para escapar de las distracciones mundanas y pasa tiempo pensando en Dios. Escucha música, haz una caminata en un parque cercano y cosas por el estilo.
5 Préstale atención a la providencia. Si bien a veces Dios puede parecer distante o que permanece en silencio, también habrá veces en que Dios interrumpirá el flujo normal de las cosas en una manera suficientemente significativa como para cambiar el camino que una persona está siguiendo. Estas señales de providencia pueden ser sutiles, de modo que deberás mantener los ojos y el corazón abiertos para reconocerlas. Considera la historia de Isaac y Rebeca. El sirviente de Abraham fue a buscar una novia entre los parientes de Abraham en su tierra. Dios guio al sirviente de Abraham a un pozo y, mientras el sirviente oraba para que la mujer correcta llegara, llegó Rebeca y le ofreció a él y a sus camellos algo de beber. Esta era le señal que el sirviente había pedido. Este encuentro fue demasiado importante como para ser una simple coincidencia. Esta señal de providencia guió a Rebeca al pozo en el momento adecuado para llevar a cabo las acciones correctas (Génesis 24:15-20). Espero y te ayude :3
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1Libérate de las distracciones. Antes de poder concentrarte en Dios, debes liberarte de todas las cosas mundanas que te distraen de tu relación con Dios. Es posible que estas distracciones no sean “pecados” per se, pero incluyen cualquier cosa a la que le des prioridad sobre Dios, consciente o inconscientemente.
Piensa nuevamente sobre cómo se siente caminar con un amigo. Si tu amigo pasara todo el tiempo concentrado en su teléfono celular en lugar de interactuar contigo, la caminata no sería placentera y no podrían caminar "juntos" en un nivel significativo. De igual manera, las distracciones en las que te concentras en lugar de hacerlo en Dios pueden evitar que realmente camines con Él.
Los pecados a los que te aferras constituyen una obvia distracción, pero no son lo único de lo que debes cuidarte. Incluso las cosas que te benefician pueden convertirse en distracciones dañinas si no tienes cuidado. Por ejemplo, trabajar duro y ganar dinero para mantener a tu familia es algo bueno. Sin embargo, si te obsesionas con el trabajo y el dinero al punto de que descuidas a tu familia y a tu relación con Dios, has permitido que estas actividades se conviertan en una distracción.
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Lee las escrituras.[3] El cristianismo sostiene que la Biblia es la palabra de Dios. Quizás no te dé instrucciones específicas con respecto a la dirección que tu vida ha tomado, pero sí presenta un buen ejemplo de lo que Dios quiere para la humanidad y de lo que espera de ella.
Dios nunca le pediría a alguien que haga algo contrario a las escrituras, por lo tanto, tener un entendimiento completo de lo que la Biblia dice puede guiarte lejos de los errores dañinos.
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Ora. La oración le permite al creyente permanecer en una conexión íntima y personal con Dios. Las oraciones de agradecimiento, alabanza y súplica tienen el lugar que les corresponde. Lo importante es decir lo que llevas en el corazón.
Piensa nuevamente en cómo te comportas cuando caminas con un amigo. Algunas veces caminarán en silencio, pero más a menudo conversarán, reirán y llorarán juntos. La oración es lo que le permite al creyente hablar, reír y llorar junto con Dios.
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Medita. La meditación puede ser un concepto difícil de comprender, pero, en esencia, significa pasar tiempo con Dios en su presencia pensando en sus obras.
Por lo general, la meditación moderna implica ejercicios de respiración profunda, mantras y ejercicios para despejar la mente. Si bien estas prácticas, por sí solas, no tienen el mismo significado que la meditación espiritual, muchos creyentes aún consideran que son una buena manera de despejar la mente de distracciones para que puedan concentrarse más plenamente en Dios.
Si las prácticas de meditación convencional no funcionan bien para ti, simplemente haz lo que esté en tu poder para escapar de las distracciones mundanas y pasa tiempo pensando en Dios. Escucha música, haz una caminata en un parque cercano y cosas por el estilo.
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Préstale atención a la providencia. Si bien a veces Dios puede parecer distante o que permanece en silencio, también habrá veces en que Dios interrumpirá el flujo normal de las cosas en una manera suficientemente significativa como para cambiar el camino que una persona está siguiendo. Estas señales de providencia pueden ser sutiles, de modo que deberás mantener los ojos y el corazón abiertos para reconocerlas.
Considera la historia de Isaac y Rebeca. El sirviente de Abraham fue a buscar una novia entre los parientes de Abraham en su tierra. Dios guio al sirviente de Abraham a un pozo y, mientras el sirviente oraba para que la mujer correcta llegara, llegó Rebeca y le ofreció a él y a sus camellos algo de beber. Esta era le señal que el sirviente había pedido. Este encuentro fue demasiado importante como para ser una simple coincidencia. Esta señal de providencia guió a Rebeca al pozo en el momento adecuado para llevar a cabo las acciones correctas (Génesis 24:15-20).
Espero y te ayude :3