El liberalismo económico es la doctrina económica desarrollada durante la revolución —desde finales del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa—, formulada de forma completa en primer lugar por Adam Smith y que reclama la mínima interferencia del Estado en la economía del siglo XIX.
Habitualmente se resume en la expresión francesa laissez faire, laissez passer («dejen hacer, dejen pasar»), que no obstante es el lema de la fisiocracia, una teoría económica precedente. Incluye un espectro de diferentes políticas económicas, tales como la libertad de circulación de mercancías, pero siempre se basa en un fuerte apoyo a la economía de mercado y la propiedad privada.
unque la ciencia económica es un caso relativamente obvio de una ciencia que apoya el capitalismo, es una ciencia importante y un buen punto de partida por ser un campo en el que las consecuencias de la libertad y la fuerza son manifiestamente evidentes.
La economía estudia la oferta, la demanda, y los precios en el mercado. El principio básico de esta ciencia es la Ley de Say, que sostiene que la oferta constituye la demanda; o, como el propio Jean-Baptiste Say expresó: “Los productos se pagan con productos”.
Según esa verdad fundamental, si uno quiere tener poder adquisitivo en el mercado (o sea, si quiere ser parte de la demanda), uno debe primero producir algo con lo cual comerciar (o sea, debe ser parte de la oferta). Si una persona (o una empresa) no produce bienes o servicios que otras personas quieran y estén dispuestas a comprar, entonces, aparte de regalos, no tendrá bienes o servicios con los que comerciar. Si los produce, entonces podrá comerciar.
Aplicado al mercado como un todo, ese principio significa que cuantos más valores las personas produzcan, más riqueza tendrán para comerciar y para consumir. También significa que cuanta más libertad tengan las personas para producir y comerciar, más riqueza serán capaces de crear, y de la cual disfrutar. Así, para maximizar riqueza y prosperidad, las personas y las empresas deben ser completamente libres de producir y de comerciar.
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El liberalismo económico es la doctrina económica desarrollada durante la revolución —desde finales del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa—, formulada de forma completa en primer lugar por Adam Smith y que reclama la mínima interferencia del Estado en la economía del siglo XIX.
Habitualmente se resume en la expresión francesa laissez faire, laissez passer («dejen hacer, dejen pasar»), que no obstante es el lema de la fisiocracia, una teoría económica precedente. Incluye un espectro de diferentes políticas económicas, tales como la libertad de circulación de mercancías, pero siempre se basa en un fuerte apoyo a la economía de mercado y la propiedad privada.
unque la ciencia económica es un caso relativamente obvio de una ciencia que apoya el capitalismo, es una ciencia importante y un buen punto de partida por ser un campo en el que las consecuencias de la libertad y la fuerza son manifiestamente evidentes.
La economía estudia la oferta, la demanda, y los precios en el mercado. El principio básico de esta ciencia es la Ley de Say, que sostiene que la oferta constituye la demanda; o, como el propio Jean-Baptiste Say expresó: “Los productos se pagan con productos”.
Según esa verdad fundamental, si uno quiere tener poder adquisitivo en el mercado (o sea, si quiere ser parte de la demanda), uno debe primero producir algo con lo cual comerciar (o sea, debe ser parte de la oferta). Si una persona (o una empresa) no produce bienes o servicios que otras personas quieran y estén dispuestas a comprar, entonces, aparte de regalos, no tendrá bienes o servicios con los que comerciar. Si los produce, entonces podrá comerciar.
Aplicado al mercado como un todo, ese principio significa que cuantos más valores las personas produzcan, más riqueza tendrán para comerciar y para consumir. También significa que cuanta más libertad tengan las personas para producir y comerciar, más riqueza serán capaces de crear, y de la cual disfrutar. Así, para maximizar riqueza y prosperidad, las personas y las empresas deben ser completamente libres de producir y de comerciar.