circulante al desangrarse por las fracturas de las piernas. Dado el nivel de la medicina de entonces no era posible efectuarle una transfusión que hubiera sido salvadora. Solo le suministraron purgantes y se le hizo beber café y un poco de champán. Durante su agonía pronunció, según Luigi Barzini, frases entrecortadas como «la altitud, la altitud», «el motor, el motor», «quiero levantarme». Parece que sus últimas palabras fueron: «No, no, yo no me muero», pero la versión de Juan Bielovucic ha sido la más difundida: «¡Arriba… más arriba todavía!». El poeta italiano Giovanni Pascoli concluyó una elegía en su nombre de esta manera: «Cae con su gran alma sola siempre subiendo. ¡Ahora sí, él vuela!».
circulante al desangrarse por las fracturas de las piernas. Dado el nivel de la medicina de entonces no era posible efectuarle una transfusión que hubiera sido salvadora. Solo le suministraron purgantes y se le hizo beber café y un poco de champán. Durante su agonía pronunció, según Luigi Barzini, frases entrecortadas como «la altitud, la altitud», «el motor, el motor», «quiero levantarme». Parece que sus últimas palabras fueron: «No, no, yo no me muero», pero la versión de Juan Bielovucic ha sido la más difundida: «¡Arriba… más arriba todavía!». El poeta italiano Giovanni Pascoli concluyó una elegía en su nombre de esta manera: «Cae con su gran alma sola siempre subiendo. ¡Ahora sí, él vuela!».
Explicación: