Don Santos, un viejo lisiado, que usa una pata de palo. Es tiránico y malhumorado, y obliga a sus nietos a ir a las calles para recolectar comida para su cerdo, al cual engorda para venderlo. No le interesa la salud ni la buena alimentación de sus nietos, a quienes envía a la calle descalzos y expuestos a toda clase de peligros y enfermedades. Su único interés es el lucro. Es el típico representante del opresor capitalista que no le importa en absoluto la salud y el bienestar de sus trabajadores. Constantemente hace una idealización del trabajo arduo y sin descanso, y cree firmemente que solo aquel que labora de esa manera es merecedor de alimento; es decir, tiene ideas propias de una mentalidad incipiente. Su muerte, sobreentendido como víctima de su propio cerdo, da un final de ironía macabra al relato.
Los hermanos Efraín y Enrique, nietos de don Santos a quien deben obediencia a cambio de un paupérrimo abrigo y una miserable comida. Ellos son los “gallinazos sin plumas”, pues al igual que esas aves carroñeras andan rebuscando los basurales en busca de alimento. Cuando no pueden cumplir a cabalidad con su labor, el abuelo los castiga golpeándolos y privándoles de comida. Ambos terminan enfermándose, pero aun así don Santos insiste en que sigan trabajando, en concordancia con las prácticas inhumanas enraizadas en un mundo explotador. Pero ambos hermanos hacen fuerzas conjuntamente para escapar de esa opresión y logran su objetivo, mientras que el abuelo termina horrendamente bajo las fauces de su propio cerdo.
El cerdo Pascual, un animal al que don Santos se obsesiona por cebar (engordar) para venderlo. Es insaciable; cada día reclama más comida, pero al no recibirla empieza a enloquecer. Es una representación de la sociedad de consumo.
El perro Pedro, pequeño, chusco y sarnoso, que los hermanos adoptan como mascota. Le enseñan a llevar piedras en la boca. Terminara por ser muerto a varazos por el abuelo, siendo su cuerpo arrojado como alimento para el cerdo. El cariño que sienten los hermanos por este animalito contrasta con la actitud del viejo hacia sus propios nietos.
La "ciudad" es comparada con otro monstruo, siempre se despierta desde temprano.
Respuesta:
Es la e)Efraín y Enrique
Explicación:
Respuesta:
es la E)
Explicación:
Personajes:
Don Santos, un viejo lisiado, que usa una pata de palo. Es tiránico y malhumorado, y obliga a sus nietos a ir a las calles para recolectar comida para su cerdo, al cual engorda para venderlo. No le interesa la salud ni la buena alimentación de sus nietos, a quienes envía a la calle descalzos y expuestos a toda clase de peligros y enfermedades. Su único interés es el lucro. Es el típico representante del opresor capitalista que no le importa en absoluto la salud y el bienestar de sus trabajadores. Constantemente hace una idealización del trabajo arduo y sin descanso, y cree firmemente que solo aquel que labora de esa manera es merecedor de alimento; es decir, tiene ideas propias de una mentalidad incipiente. Su muerte, sobreentendido como víctima de su propio cerdo, da un final de ironía macabra al relato.
Los hermanos Efraín y Enrique, nietos de don Santos a quien deben obediencia a cambio de un paupérrimo abrigo y una miserable comida. Ellos son los “gallinazos sin plumas”, pues al igual que esas aves carroñeras andan rebuscando los basurales en busca de alimento. Cuando no pueden cumplir a cabalidad con su labor, el abuelo los castiga golpeándolos y privándoles de comida. Ambos terminan enfermándose, pero aun así don Santos insiste en que sigan trabajando, en concordancia con las prácticas inhumanas enraizadas en un mundo explotador. Pero ambos hermanos hacen fuerzas conjuntamente para escapar de esa opresión y logran su objetivo, mientras que el abuelo termina horrendamente bajo las fauces de su propio cerdo.
El cerdo Pascual, un animal al que don Santos se obsesiona por cebar (engordar) para venderlo. Es insaciable; cada día reclama más comida, pero al no recibirla empieza a enloquecer. Es una representación de la sociedad de consumo.
El perro Pedro, pequeño, chusco y sarnoso, que los hermanos adoptan como mascota. Le enseñan a llevar piedras en la boca. Terminara por ser muerto a varazos por el abuelo, siendo su cuerpo arrojado como alimento para el cerdo. El cariño que sienten los hermanos por este animalito contrasta con la actitud del viejo hacia sus propios nietos.
La "ciudad" es comparada con otro monstruo, siempre se despierta desde temprano.