Respuesta:
Explicación:
La pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha provocado una
crisis sin precedentes en todos los ámbitos. En la esfera de la educación, esta
emergencia ha dado lugar al cierre masivo de las actividades presenciales
de instituciones educativas en más de 190 países con el fin de evitar la
propagación del virus y mitigar su impacto. Según datos de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
a mediados de mayo de 2020 más de 1.200 millones de estudiantes de
todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener
clases presenciales en la escuela. De ellos, más de 160 millones eran
estudiantes de América Latina y el Caribe.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha
planteado que, incluso antes de enfrentar la pandemia, la situación social
en la región se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices
de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades
y un creciente descontento social. En este contexto, la crisis tendrá
importantes efectos negativos en los distintos sectores sociales, incluidos
particularmente la salud y la educación, así como en el empleo y la evolución
de la pobreza (CEPAL, 2020a). Por su parte, la UNESCO ha identificado
grandes brechas en los resultados educativos, que se relacionan con una
desigual distribución de los docentes, en general, y de los docentes mejor
calificados, en particular, en desmedro de países y regiones con menores
ingresos y de zonas rurales, las que suelen concentrar además a población
indígena y migrante (UNESCO, 2016a; Messina y García, 2020).
En el ámbito educativo, gran parte de las medidas que los países de la región
han adoptado ante la crisis se relacionan con la suspensión de las clases
presenciales en todos los niveles, lo que ha dado origen a tres campos de
acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia,
mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con
o sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las
comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de
las y los estudiantes.
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Explicación:
La pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha provocado una
crisis sin precedentes en todos los ámbitos. En la esfera de la educación, esta
emergencia ha dado lugar al cierre masivo de las actividades presenciales
de instituciones educativas en más de 190 países con el fin de evitar la
propagación del virus y mitigar su impacto. Según datos de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
a mediados de mayo de 2020 más de 1.200 millones de estudiantes de
todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener
clases presenciales en la escuela. De ellos, más de 160 millones eran
estudiantes de América Latina y el Caribe.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha
planteado que, incluso antes de enfrentar la pandemia, la situación social
en la región se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices
de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades
y un creciente descontento social. En este contexto, la crisis tendrá
importantes efectos negativos en los distintos sectores sociales, incluidos
particularmente la salud y la educación, así como en el empleo y la evolución
de la pobreza (CEPAL, 2020a). Por su parte, la UNESCO ha identificado
grandes brechas en los resultados educativos, que se relacionan con una
desigual distribución de los docentes, en general, y de los docentes mejor
calificados, en particular, en desmedro de países y regiones con menores
ingresos y de zonas rurales, las que suelen concentrar además a población
indígena y migrante (UNESCO, 2016a; Messina y García, 2020).
En el ámbito educativo, gran parte de las medidas que los países de la región
han adoptado ante la crisis se relacionan con la suspensión de las clases
presenciales en todos los niveles, lo que ha dado origen a tres campos de
acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia,
mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con
o sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las
comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de
las y los estudiantes.