Los defensores y defensoras son aquellas personas que actúan pacíficamente, sin recurrir a la violencia, para promover y proteger la universalidad e indivisibilidad de los derechos de pueblos e individuos. Pueden ser personas de muy diversa tipología. Pueden actuar por cuenta propia o de forma asociativa; algunas actúan a título personal, otras en el marco de su profesión; defendiendo los derechos humanos en sus actividades cotidianas o tras una acción individual a favor de esa causa.
Los defensores y defensoras denuncian y ponen en evidencia a quienes abusan de su posición de poder y autoridad. También destapan violaciones de derechos humanos, las someten al escrutinio público y presionan para que los responsables rindan cuentas. Pueden empoderar a particulares y comunidades para que reivindiquen sus derechos básicos. Otras se niegan a aceptar como natural o inamovible cualquier orden político, social o económico que condene a sectores enteros de población a vivir en la miseria, el temor y la indignidad.
Y diverso es el ámbito de los derechos que defienden. Civiles y políticos, como el derecho a no sufrir tortura o a tener un juicio justo. Económicos y sociales, como el derecho al mejor nivel de salud posible o a la educación. Y culturales, como el derecho de los pueblos indígenas a tener el control de sus tierras y sus recursos, o los derechos sexuales y reproductivos.
Donde no hay diferencias es en su respeto al principio fundamental de universalidad, que reconoce a todos los seres humanos como iguales en dignidad y derechos, sin importar el género, la raza, la etnia o cualquier otra condición.
Amnistía Internacional trabaja para visibilizar y respaldar públicamente a las defensoras y defensores tanto dentro como fuera de su país, difundiendo la importancia de su labor y las normas internacionales que los protegen.
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Los defensores y defensoras son aquellas personas que actúan pacíficamente, sin recurrir a la violencia, para promover y proteger la universalidad e indivisibilidad de los derechos de pueblos e individuos. Pueden ser personas de muy diversa tipología. Pueden actuar por cuenta propia o de forma asociativa; algunas actúan a título personal, otras en el marco de su profesión; defendiendo los derechos humanos en sus actividades cotidianas o tras una acción individual a favor de esa causa.
Los defensores y defensoras denuncian y ponen en evidencia a quienes abusan de su posición de poder y autoridad. También destapan violaciones de derechos humanos, las someten al escrutinio público y presionan para que los responsables rindan cuentas. Pueden empoderar a particulares y comunidades para que reivindiquen sus derechos básicos. Otras se niegan a aceptar como natural o inamovible cualquier orden político, social o económico que condene a sectores enteros de población a vivir en la miseria, el temor y la indignidad.
Y diverso es el ámbito de los derechos que defienden. Civiles y políticos, como el derecho a no sufrir tortura o a tener un juicio justo. Económicos y sociales, como el derecho al mejor nivel de salud posible o a la educación. Y culturales, como el derecho de los pueblos indígenas a tener el control de sus tierras y sus recursos, o los derechos sexuales y reproductivos.
Donde no hay diferencias es en su respeto al principio fundamental de universalidad, que reconoce a todos los seres humanos como iguales en dignidad y derechos, sin importar el género, la raza, la etnia o cualquier otra condición.
Amnistía Internacional trabaja para visibilizar y respaldar públicamente a las defensoras y defensores tanto dentro como fuera de su país, difundiendo la importancia de su labor y las normas internacionales que los protegen.