El agua del planeta circula y cambia de estado de forma constante –entre sólido, líquido y gaseoso– gracias a la energía que proviene del Sol y a la fuerza de la gravedad. El agua de los océanos, los ríos, las nubes, la lluvia, etc. sigue un movimiento cíclico.
El agua del planeta circula y cambia de estado de forma constante –entre sólido, líquido y gaseoso– gracias a la energía que proviene del Sol y a la fuerza de la gravedad. El agua de los océanos, los ríos, las nubes, la lluvia, etc. sigue un movimiento cíclico.